El planeta está a cinco minutos de su aniquilación. Lo cierto es que nunca ha estado a salvo; en sus mejores momentos (a la sazón, 1991), el fin del mundo estaba a tan solo 17 minutos. Pero la proliferación nuclear de los últimos tiempos nos ha colocado en una posición casi tan frágil como la de los peores tiempos de la guerra fría. Y para colmo, ahora la Tierra se enfrenta a un nuevo peligro casi tan terrible como el de saltar en mil pedazos por una explosión nuclear, según informa la radiotelevisión pública británica.
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El reloj nació a siete minutos del fin del mundo, y desde entonces ha ido fluctuando ma non troppo. En 1949 Rusia hizo estallar su primera bomba atómica, dejándonos a tres minutos del apocalipsis.
Cuatro años después, las pruebas nucleares de las dos superpotencias adelantaban un minuto la cuenta atrás. Fue su peor momento. Luego la cosa se fue relajando hasta que en 1963, tras firmarse un acuerdo para limitar las pruebas nucleares, se situó a 12 minutos.
Tras varias fluctuaciones, en 1984 volvió a estar a tan solo tres: las conversaciones para el desarme nuclear se habían estancado. Siete años después se alcanzó por el contrario el mejor momento: 17 minutos, merced a la firma de un nuevo tratado de desnuclearización.
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