domingo, 27 de junio de 2010

La carretera

Después de una catástrofe que nunca vemos directamente, más allá de los estragos que ha causado en el mundo, un hombre (Viggo Mortensen) y su hijo (Kodi Smit-McPhee) deambulan desamparados buscando refugio y alimento. Todo indica que llevan un tiempo en ese camino. El hombre está con barba y su hijo al borde de la desnutrición. Sus ropas son harapos y casi no se ve a nadie en los desolados parajes que visitan. Los pocos extraños con los cuales se cruzan son el enemigo.

Esta premisa es la que cruza La carretera, basada en la aclamada novela de Cormac McCarthy, con la que ganó el premio Pulitzer en el 2006. McCarthy es un escritor corajudo y algo indomable, en el sentido de que como escritor no teme enfrentarse a los grandes temas existenciales ni compararse con los clásicos. Hay atrevimiento en hacer novelas que vayan más allá del descalabro íntimo, que se sumerjan en asuntos como la soledad del individuo frente a un mundo violento e incomprensible. Ese apetito por volverse un escritor universal quizás sea simultáneamente lo más atractivo y lo más molesto de sus novelas. Si No es país para viejos cabe en la segunda categoría (así como es molesta Sin lugar para los débiles, la versión cinematográfica que hicieron los hermanos Coen), La carretera se instala, junto con Meridiano de sangre, entre las primeras.

Si a McCarthy le resulta es porque hay algo lírico en su escritura (que se pierde casi por completo en las lamentables traducciones al español que llegan a Chile), un preciso sentido del ritmo que con muy pocos elementos evoca y conmueve. Llevar al cine un texto así parece simple (la trama es mínima, los diálogos son escasos y buenos), pero la puesta en escena debe hacerse cargo de que, en rigor, se está adaptando algo similar a un libro de poemas. Así por lo menos parece entenderlo John Hillcoat, el director de esta versión de la novela, y ahí está lo mejor de la película: en las silenciosas lecciones que da el padre a su hijo en medio de la muerte, en el descubrimiento de los vestigios de vida que van encontrando en las casas abandonadas.

La película no hace una adaptación literal del libro (como intentaron hacer los Coen). El narrador en primera persona (una opción errada, como se descubre más tarde en la película) se roba frases del libro (que está en tercera persona) y las distribuye desordenamente, lo que no siempre es un acierto. Son estas frases las que llaman a hacer una primera lectura bíblica sobre el relato, que puede ir desde el Exodo al Apocalipsis. Pero el director parece estar más concentrado en la textura de esta naturaleza moribunda, un mundo de cenizas, oxidado, dominado por el ocre, antes que en los textos, que parecen superpuestos y forzados.

Hillcoat se aferra a filmar la muerte de un planeta donde todo es un constante vestigio (la casa de la infancia, un piano, los cuerpos muertos), pero se cuida de no tropezar con otros referentes del cine que podrían transformarlo todo en una caricatura, como la utopía perversa de Mad Max o los zombies de George Romero. Ya en Propuesta de muerte, su anterior película, podía verse cómo daba un paseo por otro género (el western) casi como para sacar lo más noble o verdadero que pudiera arrancarle.

La carretera es una película muy interesante, de un director en pleno proceso de aprendizaje.

Director: John Hillcoat.

Reparto: Viggo Mortensen, Kodi Smit-McPhee, Robert Duvall.

Género: drama.

Producción: Estados Unidos, 2009.




1 comentario:

  1. La verdad que a mi me impresiono mucho la película, es espeluznante y muy atrevida con el tema del canibalismo. Espero que se encuentre muy lejos de hacerse realidad.

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