domingo, 19 de diciembre de 2010

Los "Comentarios al Apocalípsis" en Roma

Una céntrica biblioteca de Roma exhibe desde hoy y hasta el próximo 5 de enero una colección de 21 códices facsímiles de las copias que distintos monasterios españoles realizaron durante la Edad Media sobre los "Comentarios al Apocalipsis" del Beato de Liébana.


Estos facsímiles de los conocidos como "Beatos" llegan a la capital italiana dentro de la exposición "Visión del fin del mundo", que ha pasado ya por la región española de Cantabria y por Bruselas en los últimos meses y que en Roma se exhibirá en la Biblioteca Angélica, informaron hoy a Efe fuentes de la organización.


La exposición, según explican los promotores de la misma en una nota, supone una "extraordinaria oportunidad" para recordar al Beato de Liébana (730-798), quien vivió en el Monasterio de Santo Toribio de Liébana, en Cantabria (norte de España).


"Personaje fundamental de la Iglesia española en el siglo VIII, no sólo fue defensor de la ortodoxia católica contra la herejía adopcionista del obispo de Toledo Elipando, sino que fue también el mayor promotor del culto al apóstol Santiago, en cuanto 'cabeza sobresaliente y patrón de España', lo que permitió, años más tarde, encontrar su tumba", reza el comunicado.


Los facsímiles expuestos ahora en Roma recogen los comentarios redactados en el siglo VIII por el Beato de Liébana sobre el "Apocalipsis" que San Juan escribió en el año 75, de los que se hicieron copias en varios monasterios españoles entre el siglo IX y XIII.


Junto a estos facsímiles, la Biblioteca Angélica de Roma exhibirá hasta el próximo enero otras obras de arte, documentales y materiales informáticos interactivos para ayudar a comprender a los visitantes de la exposición el periodo histórico en el que vivió el Beato de Liébana.


La muestra, que está organizada por el Gobierno de Cantabria en colaboración, entre otros, con el Ministerio de Cultura italiano, fue inaugurada este sábado en Roma por el consejero cántabro de Cultura, Turismo y Deporte, Francisco Javier López Marcano. EFE



Hacia el año 776 un monje del entonces reino de Asturias, Beato de Liébana compuso un libro llamado “Comentario del Apocalipsis”. Último libro de la Biblia, el Apocalipsis nos presenta a través de una sucesión de visiones fantásticas concedidas por Dios a San Juan, el más joven de los apóstoles, un cuadro viviente del triunfo del pueblo de Dios sobre los hombres que difundían falsas profecías y pretensiones engañosas a la autoridad. Aunque la aceptación del Apocalipsis como obra canónica suscitó resistencias en algunas partes de la Cristiandad, fue adoptada con fervor religioso por la iglesia de España. Su autoridad y su papel litúrgico fueron confirmadas en el año 632 en el 4º Concilio de Toledo en presencia de Isidoro de Sevilla: “El Apocalipsis es una obra canónica y debe ser leída en las iglesias desde Pascua hasta Pentecostés; que sea excomulgado cualquiera que se oponga”.

Para un país trastornado por querellas doctrinales, un libro con comentarios sobre el Apocalipsis sirvió a un designio determinado y útil, ya que aparte de por este libro, Beato es conocido por su oposición a Elipandus, arzobispo de Toledo, cuyo punto de vista sobre la naturaleza de Cristo iba a ser estigmatizada (gracias en parte a Beato), como adopcionismo y el arzobispo declarado herético por los concilios carolingios.
La estima que la Iglesia española profesó tradicionalmente hacia el Apocalipsis no explicaría suficientemente el esplendor de las ilustraciones que nos encontramos para el texto del s. VIII. Recordemos que, con su advertencia del Segundo Advenimiento de Cristo el día del Juicio Final, el Apocalipsis se ocupa principalmente de la lucha que precederá a ese día y, en un país asolado por querellas doctrinales, el Comentario proponía a la vez una puesta en guardia contra las amenazas respecto a la ortodoxia que emanaban del seno de la Cristiandad, una garantía de victoria sobre esas mismas amenazas y también podía tomarse como una batalla contra los enemigos exteriores de la Iglesia, que en ese momento estaban personificados por los fieles a Mahoma, ocupantes de una gran parte de la península. Los musulmanes eran considerados como discípulos de una religión incongruente, idólatra y singularmente indulgente con los apetitos de la carne, asociados además a las fuerzas anticristianas del Apocalipsis y del Libro de Daniel. Una biografía de Mahoma del s. IX llegó a identificarlo con la Bestia del Apocalipsis “cuya cifra es 666”, puesto que pensaban que había muerto en ese año. Este tipo de asociación confirió al Comentario de Beato una pertinencia nueva a los ojos de los cristianos españoles. Se convertiría en el libro de la Reconquista, es decir un combate de los españoles cristianos para extirpar de la península el poder musulmán.

Beato dispuso su Comentario en doce volúmenes en los que breves pasajes del Apocalipsis iban seguidos de interpretaciones de los mismos en alegorías cristianas. El no fue el inventor de estas interpretaciones, su papel se limitó a compilar diversos tratados exegéticos escritos por autores anteriores. Resulta un hecho singular que las bibliotecas españolas no tengan evangeliarios y si Comentarios del Apocalipsis, texto que atrajo para si mismo las imágenes que en otras partes fueron destinados a ilustrar los Evangelios.

El Comentario de Beato ha sobrevivido en más de veinte manuscritos iluminados que han sido compuestos entre los s. X y XIII. Muchas miniaturas que ilustran los textos han sido tan bien tratadas como el texto mismo. Ocupan frecuentemente una página, e incluso en ocasiones (no es muy frecuente en España) una sola imagen ocupa dos páginas, dejando claro que las ilustraciones formaban parte fundamental del libro.
El ciclo de escenas apocalípticas se adjuntaron aparentemente al texto de Beato en vida de éste, en el último cuarto del s. VIII, inspiradas sin duda en ilustraciones de otro manuscrito del Apocalipsis más antiguo. En cuanto al modelo que estaba detrás del ciclo español, su origen y su carácter son controvertidos, ya que para la selección y composición de algunos temas en la serie española, se encuentran paralelismos extrapeninsulares en antiguas copias ilustradas del Apocalipsis, pero a estos paralelismos se oponen a numerosos ejemplos donde las imágenes de Beato parecen pertenecer a una tradición independiente. El debate al respecto sigue abierto.

Los códices que han sobrevivido del Comentario de Beato, parecen demostrar que su carácter pictórico final fue una creación del s. X. El Beato ilustrado se convirtió finalmente en una tradición con espléndidas copias iluminadas que fueron compuestas mucho tiempo después de que el fervor inicial de la Reconquista se hubiera calmado, en estilos que no deben nada a los soberbios códices leoneses iniciales. El Beato de Silos fue el canto del cisne del mismo. Con su interés casi excesivo por el motivo y el color, le rinde homenaje al pasado en un momento en que España participa en la elaboración de un nuevo arte, el Románico.

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