domingo, 5 de diciembre de 2010

Terrorismo: Discurso global

Antecedente histórico

Muchos de los valores promovidos por los estados imperialistas fueron durante siglos la base de los cimientos de una conquista brutal y sangrienta de una gran parte de la tierra, dejando marcada por milenios a las culturas, y esto, en todas las latitudes. 

Estos valores se forjaron principalmente, (en la búsqueda frenética e insaciable de los recursos naturales terrestres y marinos), manteniendo por la fuerza y la violencia armada éstos depósitos de la riqueza junto con control de la infraestructura de producción y los mercados de consumo rentables a los intereses de los monopolios.

El daño al medio ambiente mundial y para la humanidad por estas conquistas no ha sido por mucho el objetivo de una evaluación exhaustiva y meditada, sobre todo porque la historia ha sido objeto de elogios en muchos de los logros de los conquistadores y la resistencia ha sido demonizada. Los restos arqueológicos son aún algunos vestigios de este gran genocidio y el saqueo descarado de los recursos de esos países, pero que han sido rápidamente borrados de la memoria de los hombres. 
El mundo de hoy
En este tercer milenio nada ha cambiado realmente. Los valores son los mismos, los procesos son similares a las del pasado, pero la capacidad de la conquista y la destrucción son ahora mucho más grandes. 
Hoy en día, el sufrimiento, la enfermedad, el hambre y la muerte son la suerte de miles de millones de personas, causados por este proceso, mientras que algunas personas acumulan para sí miles de millones de dólares para que puedan continuar su labor de destrucción. Poblaciones enteras se encuentran marginadas, humilladas, traicionadas, torturadas y asesinadas con la complicidad de los gobiernos nacionales y la pasividad de los defensores de la gobernanza global.
Para los hombres y las sociedades que hoy se transforman gracias a la globalización de las ideas, el comercio internacional desleal y el sistema financiero actual, muere inherentemente la verdad, la belleza y la autenticidad de los bienes, el patrimonio cultural, la diversidad biológica y principalmente la raza humana. Este escenario es cada vez más lo que preside los destinos de la humanidad. Los últimos informes sobre el estado del mundo evocan cada vez más abiertamente esta realidad al mundo de hoy.


I. El ilusorio valor de la equidad
Los valores revertidos (lo que antes era verdad, hoy no lo es), están creciendo en un entorno que destruye la mente, la razón y el sentido común, porque todo se convierte en ilusiones, espejismos, momentos de créditos provisionales y decepciones para la mayoría. El sueño de vivir y tratar de ser felices ha sido sustituido por el de convertirse ricos y poderosos (sustituyendo los valores tradicionales) para hacerse millones mientras a las personas se les sigue destruyendo su salud mental y física, lo cual lleva inexorablemente a una muerte prematura en la mayor indiferencia. Hay los que están abandonados y hay quienes se convierten en depredadores serviles. En este contexto, sólo hay vencidos con lo cual sufre toda la humanidad.
Los conceptos de "desarrollo" promovido por estos gobiernos siguen siendo oficialmente las relacionadas con la egoísta realización personal del individuo. Para el mundo de hoy inexorablemente el tener éxito en lo humano es dominar a los demás, y en la economía ser capaz de hacer inoperantes las virtudes de la sana competencia. Los conceptos de autonomía, la ayuda mutua, la cooperación y la solidaridad son deficientes procesos por el cual con el afán de lucro instantáneo se convierte en el principal objetivo primordial. Todo esto es una ilusión; los estados supuestamente democráticos y controlados por una minoría privilegiada crean conflictos armados prolongados con el apoyo de los medios de comunicación, una enorme deuda de las economías nacionales y para financiar las salidas de las crisis financieras que son  oportunidades económicas para los multimillonarios corruptos y sin escrúpulos.

II. El supremo modus operandi
El discurso engañoso de estos estados, aparentan, de que "la vida debe ser respetada desde el nacimiento hasta la muerte", (aquí sin tocar el tema del aborto, y la anticoncepción) lo trabajan -sólo y profundamente- en el inconsciente de las empresas y los individuos para hacer creer que ésta es la acción dictada a seguir para garantizar que estos "valores"  puedan seguir prevaleciendo y así dominar el pensamiento colectivo.
Para lograr como fin una serie de condiciones, se basan en la ayuda de algunos medios de comunicación para que sean implementados, y se  desplieguen a nivel mundial. El costo de esta implementación y operación corre a cargo de las propias víctimas que se tienen como consumidores o contribuyentes. Estos métodos tienden a monopolizar el espacio público global y muchas son las agencias de prensa internacionales y de publicidad de las grandes corporaciones o empresas dedicándose a transnacionalizar la información. 
El credo esencial que siguen propagando las potencias es el de la legitimidad de su existencia como un poder supremo sobre el destino de todos los habitantes de este planeta o el derecho de intervención para la permanente supervivencia generalizada. Quien pueda estar en contra de éstas normas lo definen como terrorista, surge como enemigo del régimen, es eliminado y se justifica  (como se ha visto en los últimos años), dentro del concepto de la guerra globalizada contra el terrorismo.
Muchas de las decisiones adoptadas por las grandes potencias son buenas para el entorno económico general y por lo tanto para el bienestar de la humanidad. Sin embargo, los esfuerzos para combatir la pobreza y la miseria en los últimos cincuenta años han resultado  un rotundo fracaso. Por ejemplo, se mantiene la ilusión de alcanzar los Objetivos del Milenio o Desarrollo. Estos "objetivos", llevan intrínsecamente la comprensión que son órdenes deben ser ejecutadas por los Estados llamados "democráticos" y ¡"ay de aquellos que se atreven a desafiar el cumplimiento de estos "objetivos"! Es el régimen de facto de la dictadura global que el sistema de la ONU es incapaz de neutralizar y que por lo mismo se ven obligados a colaborar.
Por lo tanto, vemos en primer lugar, un acoso incesante medios de comunicación alabando las "buenas obras" de las potencias imperialistas y el otro una condena a la resistencia correspondiente a los estados del "eje del mal" o designados como organizaciones terroristas, que ya en este momento puede ser cualquier país, que esté en contra de estos principios.
Tratando de revertir esta visión unipolar del mundo y buscar fuera de Occidente. ¿Qué opinión se ofrece a la mayoría de los habitantes de este planeta?
- Los países más poderosos en el ejército también son los más ricos,  concentrándose en ellos más del 80% de la riqueza colectiva, mientras que constituyen menos del 20% de la población mundial. Esta proporción se expone para comprender el grado de desigualdad. Para garantizar la concentración de la riqueza los países más ricos pueden confiar en 65000 a 850 000 empresas multinacionales y sus filiales para que operen como tentáculos en todo el mundo. Así, a través de este arsenal económico, el 2% de la población mundial tendría la mitad de la riqueza mundial.
- El poder de los países ricos ha sido construido a expensas de los países más pobres por las guerras de invasión y la ocupación que han causado muertes, en el siglo XX a 183 millones de personas, la gran mayoría originaria de países pobres.
- Este poder se mantiene a través de la plena subordinación de los países pobres mediante las normas comerciales internacionales dictadas por el mundo más rico y poderoso.
- La acumulación de la riqueza se produjo a expensas del deterioro del medio ambiente mundial y un enorme derroche de recursos vitales, renovables y no renovables.

III. Las acciones terroristas
Teniendo en cuenta que estos hechos no se justifican, hablan de terrorismo de gran envergadura, como el resultado de las intervenciones destinadas a sembrar la división y el miedo y crear las condiciones necesarias para la intervención armada, que sería difícil no considerar también estos actos aterrorizantes hacia la población civil. Las guerras fomentadas, alimentadas o entregadas directamente por las fuerzas imperialistas han creado un clima de terror no sólo durante las operaciones de la guerra por sí, sino también durante largos períodos de tiempo después del fin de las hostilidades. Las sociedades enteras han sido traumatizadas y sufrieron (o sufren) las consecuencias profundas de estas acciones . Los preparativos para estas guerras, la producción de las armas y las decisiones que rodean la aparente liberación es un acto inherentemente terrorista, ya que son sobre todo considerados con la firme  intencional de matar seres humanos, por lo cual podemos afirmar que la amenaza y la muerte en sí, es el acto con el que más se puede aterrorizar. Las guerras de ocupación de Afganistán e Irak puede describirse como la perfecta manifestación del terrorismo practicado y de la cual no se ha justificado plenamente.
En este contexto, los mayores productores y exportadores de armas en el mundo podrían ser colocados en la lista oficial de estados terroristas. En consecuencia, constatamos, en primer lugar los Estados Unidos, Rusia, Francia, el Reino Unido, China e Israel y otros países que trabajan en esta industria de la muerte. ¿Estos países serían entonces los más grandes protagonistas que impregnan de terror a regiones enteras del planeta? Es precisamente este sentimiento que impulsa a los pobres, oprimidos y asolados por la guerra cuando se detienen por un momento para tratar de comprender los estragos de la geopolítica internacional. Una injusticia por el capitalismo globalizado y destructivo sin conciencia, los gobiernos nacionales sujetos a las potencias imperialistas; las pseudo-democracias legitimadas por los sistemas electorales que a menudo operan en un entorno dominado por las reglas del más fuerte y el deterioro y la destrucción de zonas de vida de los países pobres por la deforestación excesiva, la erosión acelerada del suelo, la desertificación, la sobrepesca y la desenfrenada contaminación de las industrias.

IV. La inversión de las tendencias del discurso global
La política del acuse de terrorismo se debe principalmente para preservar a las grandes potencias que desarrollan las crecientes tensiones dentro y entre los países a alentar a otras naciones a la práctica del terrorismo es su propio estado : al abusar de los derechos humanos y a la erosión de las libertades fundamentales por adopción de leyes contra el terrorismo, las medidas represivas en el mantenimiento del orden público, las asambleas de los escenarios de ataques terroristas para provocar el miedo del público y justificar así el fortalecimiento de la supervisión y el control de la sociedad civil.
Hoy día, en éste contexto pudiéramos pensar que la mayor amenaza para el futuro de la humanidad no es Irán, Corea del Norte, Siria o Venezuela, pero por lo visto el sistema global representado por las grandes potencias y sus aliados más cercanos nos hacen verlo así. Éstas entidades  no dudarán en utilizar todos los trucos y manipular a la opinión pública mundial para lograr sus fines.
Si todos comenzáramos a formularnos una pregunta en nuestra mente acerca de la veracidad o exactitud de las noticias de la prensa internacional como generalmente sobre cualquier tema, aprenderemos a desenmascarar las falsas noticias, y pudiera ser entendible por consiguiente además de cuestionable lo que nos informan con lo cual pudiéramos comprender mejor las motivaciones y las intenciones de éste discurso global. 

Conclusión
La ideología del terrorismo en todos los sentidos es más amenazante cada día y no de eso hay duda, aún así el gran poder destructivo de la capacidad nuclear sigue siendo encabezado por los Estados Unidos de América, seguido por Rusia, China, el Reino Unido, Francia e Israel. Hasta que no  entendamos esta realidad se seguirá viviendo en un clima de terror.

mondialisation.ca

No hay comentarios:

Publicar un comentario