jueves, 9 de diciembre de 2010

LA IGLESIA EN MANOS ENEMIGAS III


El 7 de agosto de 1972, vista la gravedad de la "autodemolición" en el catolicismo, monseñor Marcel Lefebvre que habría de significarse como defensor de la Iglesia Católica frente al "progresismo" que cobró fuerza en el Concilio, pronunció una conferencia en París, donde ya revelaba la angustiosa situación a que se había llegado a la Institución fundada por Jesucristo.
De aquella conferencia salieron puntos medulares que produjeron una respuesta de alentadores alcances.
El 6 de octubre  de 1972, en la Ciudad de México, el R. P. Noel Barbará, uno de los directores de la "Alianza Mundial por la Iglesia Católica Romana" y director del periódico "Forts dans La Foi", hizo un llamado a los sacerdotes tradicionalistas para que no cooperaran con la "autodemolición".

El neomodernismo, dijo, ha tomado del marxismo su ideología, y, sobre todo, su "práctica" y que de esa manera, la herejía se convirtió en "herejía eficaz", contagiosa, instalada en el mismo seno de la Iglesia, y sin negar aparentemente ningún dogma, los niega todos, los corroe todos, imponiendo en todas partes sus novedades.

Expresó que "... el Papa Paulo VI ha cometido un abuso de autoridad de una gravedad excepcional, cuando construye un rito nuevo de la Misa sobre una definición de la Misa, que ha dejado de ser católica..."

Para ese entonces, finales de 1972, el vuelco en la Iglesia tenía manifestaciones alarmantes: cooperación con el comunismo, alteración de la liturgia al grado de hacerla semejante a la protestante, eliminación de los elementos tradicionalistas del clero, apoyo a los marxistas de sotana, degradación del sentido jerárquico, etc. y como signo muy inquietante también, la proliferación de sacerdotes antaño conocidos por sus virtudes, preocupados ahora por apetitos carnales que han sido la causa de la defección de miles. Para ese entonces se calculaba tan solo en 1972, más de 4,000 renuncias a las órdenes sagradas, para unirse en matrimonio, en muchos casos, hasta con monjas.


El 27 de octubre de ese mismo año, Jean Madirán, el conocido intelectual francés, denunció que "dentro de la "nueva iglesia" de Paulo VI, los niños cristianos no son ya educados, sino envilecidos por los métodos, prácticas y las ideologías que prevalecen, muy frecuentemente en la sociedad eclesiástica".


Pidió a Paulo VI "que devuelva las Sagradas Escrituras, el Catecismo y la Misa, porque estamos cada vez más privados de ellos, por arte de una burocracia colegial, despótica e impía, que pretende, con razón o sin ella, pero que pretende de todos modos, sin ser desmentida, imponerse en nombre del Vaticano II y de Paulo VI".


Madirán señaló en esa fecha que "los nuevos catecismos oficiales no enseñan ya los tres conocimientos necesarios para la salvación" y acusó que "las Sagradas Escrituras fueron falsificadas por las versiones obligatorias que pretenden imponer la nueva liturgia protestante".


La Iglesia, acusó Madirán, "es ahora como un país sometido a una ocupación extranjera".


Afirmaba: "un partido, que cuando ha alcanzado el éxito se ha revelado cruel y tiránico, domina diabólicamente la administración eclesiástica. Este partido, actualmente dominante, es el del sometimiento al mundo moderno, de la colaboración con el comunismo, de la apostasía inmanente. Posee casi todos los puestos de mando y reina sobre los cobardes por la intimidación y sobre los débiles por la persecución".


Asimismo, en carta enviada al Obispo de Troyes, el 2 de enero de 1973, para ser enviada por la vía jerárquica a Roma, el Abbé Georges de Nantes, pidió ser recibido por Paulo VI, para entregarle un documento acusatorio contra él, de herejía, cisma y escándalo.


No fue recibido el Abbé, naturalmente. Todo lo contrario, fue retirado por la policía, con métodos fascistas que Paulo VI dijo repudiar,  pero que empleó contra los católicos tradicionalistas.


En uno de los párrafos de la carta del Abbé se afirma:


"Pretendemos demandar, según derecho, contra las actuaciones y opiniones de Vuestra persona libre y falible, que nos parece, desde hace unos diez años, la causa principal y constante de la "autodemolición" de la Iglesia, el juicio soberano de Vuestro propio y personal magisterio, infalible en doctrina y sin apelación de cualquier cuestión de disciplina eclesiástica. Porque si nosotros estamos obligados a someternos y a escuchar y respetar al Papa, tenemos también el derecho sagrado y capital, de tener un Papa Católico"1


1.- La carta del Abbé Georges de Nantes fue publicada en el numero 64 de "La Contre-Reforme Catholique au XXe Siécle", de enero de 1973,con domicilio en Maison Saint Josepth, 1026 St Parres les Vaudes, France.

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