Bhatti, abatido |
Antecedente aquí
Shabaz Bhatti, ministro de Minorías Religiosas y único cristiano en el Gabinete paquistaní, había sido amenazado varias veces por impulsar la supresión de la pena de muerte en caso de blasfemia. Ayer, un grupo talibán esperó a la salida de la casa de su madre y lo asesinó a balazos a plena luz del día.
El episodio desató una serie de condenas de los países occidentales, alarmados por el poder y la impunidad de fanáticos islámicos en el país. Pakistán, potencia atómica y principal aliado de Estados Unidos, viene recibiendo millonarios aportes de Washington con el fin de frenar el avance fundamentalista en la región.
Bhatti fue uno de los pocos funcionarios que tuvo valor para expresarse críticamente sobre la ley antiblasfemia. Esa norma islámica pena teóricamente la difamación de todas las religiones en Pakistán, pero en la práctica sólo se aplica para penar supuestas blasfemias contra el Islam. En muchos casos se abusa de la ley para anular a rivales personales. Una denuncia basta con frecuencia para tener a los inculpados durante un largo periodo de tiempo en prisión preventiva. Y pese a que nunca nadie fue condenado a muerte por blasfemia, tras su puesta en libertad algunos acusados fueron linchados por manos anónimas.
El ministro acostumbraba a tener escolta, pero quiso ir sólo a la casa de su madre, en el centro de Islamabad. Entre tres y cuatro hombres lo esperaron en un auto y lo acribillaron.
En el lugar se halló una carta donde una corriente talibán se atribuía el crimen .
Este es el segundo asesinato por el mismo motivo. Sólo hace dos meses fue muerto a balazos el gobernador de la provincia de Punjab, Salmar Taseer, frente a un complejo comercial de la capital. El autor fue un policía del comando de élite encargado de su protección. El asesino alegó en su defensa que Taseer defendía a Asia Bibi, una cristiana condenada a muerte por haber “insultado” al profeta Mahoma, y porque el gobernador era partidario de una enmienda a la ley contra la blasfemia.
Hace dos meses que se registran manifestaciones de apoyo a ese policía y contra cualquier cambio de la ley. Ante la presión popular, el gobierno repite incansablemente que no tiene ninguna intención de apoyar la enmienda presentada por algunos legisladores.
El asesinato de Bahti provocó una oleada de reacciones de indignación. La ONU llamó a reformar la ley sobre la blasfemia y la Unión Europea denunció “el clima de intolerancia y de violencia” en Pakistán. El Vaticano condenó el episodio y dijo que era un “acto de violencia incalificable”. Estados Unidos, Francia e Italia expresaron su repulsión por lo ocurrido. El débil gobierno paquistaní comienza a resquebrajarse frente al avance fundamentalista que, al parecer, está ganando las calles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario