Comenzó su vida laboral como párroco en Lucerna y posteriormente obtuvo una plaza en la Universidad de Tubinga, donde comenzó a dar clases en 1960 en la Facultad de Teología católica. Küng promovió con insistencia la necesidad de una reforma de la Iglesia Católica y Juan XXIII lo nombró teólogo conciliar, por lo cual participó activamente en el Concilio Vaticano II.
Abogó por un acercamiento real entre la Iglesia católica y la protestante, y defendió la necesidad de una apertura de la Iglesia al mundo moderno, para lo cual debían transformarse necesariamente sus estructuras, ya que, según él, es imposible lograr una paz en el mundo si antes no se consigue una paz entre las distintas religiones. Las posturas de Küng fueron haciéndose cada vez más radicales, lo que trajo como consecuencia que en 1979 la Congregación para la Doctrina de la Fe Católica dictaminara que no podía continuar ejerciendo la docencia en la Universidad, hecho que, no obstante, levantó numerosas protestas internacionales. En 1994 se analizó de nuevo su caso y se falló en contra de lo que la Congregación había dictaminado en 1979.
Entre sus obras, centradas en el estudio de las religiones y basadas en una sólida investigación de carácter histórico y teológico, cabe destacar Konzil und Wiedervereinigung (Concilio y reunificación, 1960), Strukturen der Kirche (Estructuras de la iglesia, 1962), Die Kirche (La iglesia, 1967), 24 Thesen zur Gottesfrage (24 tesis acerca de la cuestión divina, 1979), Theologie im Aufbruch. Eine ökumenische Grundlegung (El renacer de la teología. Una documentación ecuménica, 1987), Unfehlbar? Eine Anfrage (¿Infalible? Un interrogante, 1972) y Existiert Gott? (¿Existe Dios?, 1977).
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