Nombrado como "teólogo no católico" por el mismo Joseph Ratzinger, que fue su amigo en el Concilio Vaticano II, compañero en distintas universidades y, finalmente, rival, Hans Küng es uno de los referentes del diálogo interreligioso. Este teólogo, que está vetado en los centros de la Iglesia, recibió ayer su 15º doctorado honoris causa, el primero en España, otorgado por la Facultad de Filosofía de la UNED ante la presencia del ministro de Educación, Ángel Gabilondo.
Küng fue fiel a su estilo, el mismo que le hizo rechazar una oferta de Pablo VI para trabajar en la curia, puesto que sí aceptó el hoy papa Benedicto XVI. Así, criticó "la deducción de mandamientos morales a partir de la naturaleza humana", con las mismas razones que le llevaron a ser condenado por Roma al negar la infalibilidad papal en cuestiones de moral sexual o reproductiva. "Yo terminaría perdiendo en 1979 la venia docendi eclesiástica, aunque continué impartiendo docencia. Él [Ratzinger], en cambio, se convirtió en Papa, volviéndose, por cierto, cada vez más falible", afirmó Küng.
Según él la Iglesia está lejos de la sociedad
Antes de la conferencia, el teólogo suizo aseguró en rueda de prensa que el creciente anticlericalismo "es la reacción a que la Iglesia es demasiado autoritaria". "Por lo general, la jerarquía eclesiástica está muy lejos de la población", afirmó.
En su opinión, durante el Concilio Vaticano II, la sociedad tenía la impresión de que la Iglesia "quería ayudar", pero hoy "se piensa que quiere dominar y que la reenvangelización es una romanización".
"Mucha gente no entiende el porqué de la inmoralidad de la píldora o la anticoncepción", señaló el teólogo, quien añadió que la Iglesia debería resolver cuestiones como el celibato y"reflexionar" sobre su situación en el mundo de hoy.
El teólogo volvió a esta cuestión durante su conferencia, insistiendo en que, en España, "donde el 73% de la población se confiesa católica, apenas un 6% atribuye gran importancia a la religión en el ámbito sexual y otro 12% le concede cierta influencia". "La moral sexual, por tanto, se ha secularizado, liberándose progresivamente de la moral religiosa", agregó.
En su discurso, Küng se mostró convencido de que "es imperiosamente necesario un compromiso en favor del respeto y del entendimiento entre culturas, así como una actuación para lograr unos patrones éticos en la sociedad, incluidas la política y la economía. La ética mundial es una visión realista que no se puede materializar de un día para otro, sino que requiere tiempo".
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