domingo, 30 de enero de 2011

ODIO A LA TRADICIÓN LITÚRGICA

Quiero dar mayor relieve a cuanto escribo valiéndome de las ideas del competente y bien ponderado benedictino Dom Gueranger, que sintetizó así en orden a las consecuencias que de ellas derivada en su libro "Instituciones Litúrgicas"


1. El carácter primero de la herejía antiliturgista es el odio a la tradición en su más alto valor y poder.


2. La reforma litúrgica es seguida siempre de la reforma dogmática.


3. La extinción del espíritu de oración sustituido por la frialdad del farisaico.


4. Abolición de actos y formulas místicas reivindicando el uso de la lengua vulgar en el servicio del culto divino.


La categoría de investigador y siempre bien cultivado de Dom Gueranger las supo sintetizar, al comprobar que están claramente confirmadas por la historia.


Breve comentario


La primera puede comprobarse a través de la historia en todos los herejes desde Vigilancio, pasando por Lutero y Calvino, y finalizar en los herejes de hoy y no dan éstos, palos de ciego; porque la liturgia es la Tradición viva y vivificante de la Iglesia de Dios en su más alto poder. Por esto hay que suprimir, sustituir los libros y las formas tradicionales por libros y fórmulas distintos, a fin de desamparar así a los fieles, al dejarlos sin defensa en la fe que profesan, heredada de los mayores y consignada en las fórmulas perennes.


La segunda que alude a la reforma del dogma es bien explícita. Basta para comprobarlo atender a la supresión realizada en el Officium Divinum, Liturgia Honrarum, tomo 3º, página 495 de la edición oficial impresa en los Talleres del Vaticano, en la "Lectio Altera" que ha suprimido este párrafo: "Pues en él (en el Sacramento Eucarístico), el pan y el vino se convierten substancialmente en el Cuerpo y Sangre de Cristo, de modo que Cristo, Dios y hombre perfecto, se contiene bajo las especies de un poco de pan y un poco de vino. De este modo Cristo es comido por los fieles, sin que se deshaga; es más, al dividirse el sacramento, persevera íntegro bajo cada una de las partículas. Los accidentes subsisten en él sin el propio sujeto, para dar luego a la fe, al tomar invisiblemente oculto bajo especie ajena lo que es visible, y para que los sentidos, que juzgan de los accidentes por ellos perceptibles, sean inmunes al error". Todas estas palabras de Santo Tomás, que rotundamente afirman la presencia real de Cristo han sido suprimidas en el "Oficium Divinum", edición vaticana de 1973.


Y además, habida cuenta de que en esta "Lectio Altera" del actual Breviario sacerdotal, se ha dejado insertas todas las otras que figuraban en el anterior Breviario Romano promulgado según la reforma del Papa San Pío X las cuales figuran según las escribió Santo Tomás de Aquino para el Oficio Divino del Día del Corpus Christi, lecciones cuarta, quinta y sexta del Breviario Romano.


¿Por qué han suprimido estas palabras, dejando íntegras las anteriores y las posteriores a este párrafo? Si son ellas una magistral afirmación del dogma de la presencia real de Cristo en la Eucaristía, no creo haya causa razonable para hacerlo. 


Pienso que este hecho confirma la tesis de Dom Gueranger "El primer carácter de la herejía antiliturgista es el odio a  la Tradición en las fórmulas del Culto Divino"


Extinción del espíritu de oración


La tercera, extinción total del espíritu de oración, sustituido por la soberbia frialdad del espíritu fariseo. ¿Acaso gana la piedad de los fieles con la actuación de los conjuntos musicales en los templos? ¿Es cierto que lo que hoy se canta en nuestras Iglesias mueve más a los corazones de las personas a la unión con Dios?¿tan ciegos estamos que no vemos la unción que llevan dentro de sí y en su derredor? Por el honor de Dios: ¡Basta ya de gamberrismos!


La cuarta al abolir los actos y fórmulas místicos, reivindican el uso de la lengua vulgar en el servicio divino. Y para colmo, alegan que su uso es un derecho natural propio de la misma dignidad humana. He aquí por qué he dado tal epígrafe a este comentario.
El pretexto es que es necesario que los fieles entiendan lo que hacen y lo que cantan. Como si la vida mística -vida de misterio permanente- no tuviera sentido para el hombre, por estar lejos de nuestro alcance. ¿No es la religión un continuo misterio sacrosanto?


Latín, ¿lengua muerta?


Hoy consideran al latín una lengua desfasada y muerta. ¿Pero no contiene ella todo el inmenso tesoro del testimonio de la fe de la Iglesia de Dios y del sentir de sus hijos? ¿Puede ser sustituido el latín, como testimonio católico que él es, en todo el orbe? Por supuesto que no, porque al ser sustituido de hecho -ya que el Concilio Vaticano II confirmó su uso- con las lenguas vernáculas se ha roto, en cierta medida, la nota dogmática de nuestra Unidad sacrosanta, manifestada mediante el uso del latín por todos los hombres creyentes, en todo el orbe, al orar unánimes con las mismas palabras todas las razas y pueblos.


Algo de excepcional tendrá el uso del latín como lengua propia de la Iglesia de Dios, para ver en ella los protestantes "el arma más poderosa del papado", como lo han dicho.

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