miércoles, 26 de enero de 2011

Virgen de la Candelaria de Tlacotalpan, Veracruz. México

La devoción por la “Virgen de la Candelaria” en Tlacotalpan fue traida por los primeros frailes de la Orden de San Juan de Dios de España.
Los festejos de la patrona de los tlacotalpeños datan desde finales del siglo XIX. La “Virgen de La Candelaria” era paseada por el río, con la finalidad de que los pescadores (quienes la adoptaron como su patrona) tuvieran abundante pesca durante el año; costumbre ancestral que se conserva hasta la fecha.
Tlacotalpan es la cabecera del municipio del mismo nombre y pertenece al estado de Veracruz. Está ubicado en la margen izquierda del río Papaloapan. Dista unos 100 kilómetros del puerto de Veracruz.
Es una bella ciudad que cuenta con una interesante y larga historia, ligada estrechamente al desarrollo de la región sur de Veracruz.
Hacia los inicios del siglo XVI, la zona donde se ubica dicha población, fue denominada como Sotavento, término que era muy común utilizar en aquel entonces, para aludir al sentido direccional y climático del lugar, con respecto a la costa.
Su existencia prehispánica se encuentra relacionada con un cacicazgo indígena. Los nativos del lugar le dieron el nombre que hasta hoy conserva y cuyo significado en náhuatl es “en mitad de la tierra” aludiendo al vasto terreno dividido por el agua del “Río de las Mariposas” o “Papaloapan”.

La devoción por la “Virgen de la Candelaria” es, en Tlacotalpan, muy antigua y, según las versiones más autorizadas, fue traída por la orden de los juaninos a principios del siglo XVII.
Esta imagen, que llegara con los primeros frailes de la Orden de San Juan de Dios de España, es venerada y festejada el día 2 de febrero.
La imagen es introducida con la intención de convertir a los antiguos habitantes de la región al cristianismo, sustituyendo a la deidad prehispánica de la fertilidad que, coincidentemente, era venerada en las mismas fechas y a la que le rendían tributo para obtener beneficios de la tierra, como eran: buenas cosechas, abundancia de peces y buena temporada en general.Los habitantes estaban acostumbrados a las tormentas que azotaban la entonces isla de Tlacotalpan, por los fuertes vientos septentrionales, llamados “nortes” por los veracruzanos.

Animado por la perspectiva y, para cumplir con el apartado sexto de las Leyes de Indias, el cual mandaba edificar iglesias en las cabeceras de las poblaciones indígenas a costa de ellos y de los encomenderos, a fin de instruirlos en la religión católica, concedió a los indígenas el uso gratuito de los terrenos de Tlacotalpan a condición de que se levantara una capilla donde se venerara a “Nuestra Señora de la Candelaria” la que, provisionalmente, quedaría dependiente del curato de Alvarado en tanto no se estableciera una parroquia en el lugar.

Es, desde esta época, que la ciudad quedaría unida a la celebración de la “Virgen de la Candelaria”.

En virtud de tal acontecimiento, se instalaron en Tlacotalpan, grupos indígenas procedentes de Amatlán y de otros pueblos, con lo cual se llegó a formar un asentamiento importante, además de que con ello se lograba, para Tlacotalpan, el título de “Pueblo”. Este acontecimiento señalaba, también, el inicio de las primeras edificaciones procedentes de la época virreinal y realizada básicamente de madera.

LA FESTIVIDAD – Mezcla de lo profano y lo religioso
Los festejos de la patrona de los tlacotalpeños datan desde finales del siglo XIX. La “Virgen de La Candelaria” era paseada por el río, con la finalidad de que los pescadores (quienes la adoptaron como su patrona) tuvieran abundante pesca durante el año; costumbre ancestral que se conserva hasta la fecha.

La feria comienza el día 31 de enero, con una fastuosa cabalgata, en donde participan más de 600 personas, a cuyo frente se encuentra una capitana, una teniente y la coronela.
El recorrido comprende las calles principales de la ciudad; anteriormente, los acompañaba una banda de música, con instrumentos de viento; actualmente es la banda de la Escuela Naval “Antón Lizardo” quien escolta la comitiva.

El 1ro de febrero es el día dedicado a los toros, iniciado con el embalse: los toros atraviesan el río, acompañados por miles de personas que viajan en canoas, piraguas y cayucos. Ya en tierra los sueltan, realizando una especie de pamplonada (“San Fermín” – España).

Los festejos del día 2 se inician con “las mañanitas” a la patrona del lugar; aquí se reúne gente de la localidad, con pueblos aledaños.

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