Medio centenar de personas esperaban ayer tarde la apertura del templo para observar cómo la sangre, contenida en una ampolla, ha pasado del estado sólido a líquido y ser, además, los primeros en besar un relicario con un trozo de hueso del Santo.
Hasta las 22.00 horas del miércoles, festividad de San Pantaleón, ambas reliquias, que normalmente se custodian en el museo del monasterio, fueron expuestas en la iglesia, donde se celebraron eucaristías por la mañana y por la tarde.
Para observar mejor la pequeña ampolla con la sangre, colocada dentro de una vitrina, se han instalado dos pantallas de televisión que muestran una imagen ampliada, a tiempo real, donde se observa cómo la parte superior de sangre ha adoptado un color rojo vivo, indicativo de la licuefacción.
Según ha explicado a Efe Gabriel Ricci, uno de los tres capellanes del monasterio, la sangre no ha dejado de licuarse desde que la trasladaron de Italia al monasterio de la Encarnación en el siglo XVII, en contra de la leyenda popular procedente de Italia que vaticina catástrofes si la sangre no se licua.
"Hay años que ha empezado a licuarse antes y se ha mantenido líquida más tiempo, no es una cuestión matemática y se ve por el color rojo de la sangre, que cuando está coagulada tiene una tonalidad marrón oscura, y al mover la ampolla", ha apuntado.
Dado que San Pantaleón era médico y fue mártir, normalmente los fieles rezan pidiendo que les proteja en los aspectos de la salud y alguno de los presentes le atribuyen auténticos milagros en casos de enfermedades graves.
Así, uno de los encargados de la vigilancia hoy en la iglesia ha asegurado a Efe que fue testigo, hace ahora unos diez años, de cómo "un niño que estaba desahuciado fue traído del Hospital Niño Jesús por su padre y se curó de manera inexplicable después de que la Priora del convento de clausura pasara la ampolla sobre el niño enfermo".
San Pantaleón, oriundo de Nicomedia, en la actual Turquía, murió el 27 de julio del año 305, perseguido por el emperador Dioclesiano, por ejercer la medicina gratuitamente, lo que suscitó la envidia y el resentimiento de sus colegas de la época, y negarse a apostatar de la fe cristiana.
En la ciudad italiana de Ravello se expone la ampolla más grande que existe con sangre del santo y de la que se extrajo la porción que se conserva en el monasterio madrileño y que miles de fieles visitan cada año en estas fechas.
EFE
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