sábado, 3 de abril de 2010

Traslado del Cristo de la Buena Muerte


I
Nadie en el Tercio sabía quien era aquel legionario tan audaz y temerario que a la Legión se alistó.
Nadie sabía su historia, más la Legión suponía que un gran dolor le mordía como un lobo, el corazón.
Más si alguno quien era le preguntaba con dolor y rudeza le contestaba:
Soy un hombre a quien la suerte hirió con zarpa de fiera; soy un novio de la muerte que va a unirse en lazo fuerte con tal leal compañera. 

II
Cuando más rudo era el fuego y la pelea más fiera defendiendo su Bandera el legionario avanzó. Y sin temer al empuje del enemigo exaltado, supo morir como un bravo y la enseña rescató.
Y al regar con su sangre la tierra ardiente, murmuró el legionario con voz doliente;
Soy un hombre a quien la suerte hirió con zarpa de fiera; soy un novio de la muerte que va a unirse en lazo fuerte con tal leal compañera.

III
Cuando, al fin, le recogieron,entre su pecho encontraron una carta y un retrato de una divina mujer.
Y aquélla carta decía:"...si algún día Dios te llama, para mí un puesto reclama que a buscarte pronto iré".
Y en el último beso que le enviaba su postrer despedida le consagraba.
Por ir a tu lado a verte mi más leal compañera, me hice novio de la muerte, la estreché con lazo fuerte y su amor fue mi Bandera.

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