sábado, 8 de mayo de 2010

El fin del mundo : Efecto Multiplicador

Seguramente usted ha visto varios programas sobre el Apocalipsis en los canales de cable que se dedican más a la investigación que al entretenimiento artístico. Tanto History Channel como National Geographic y Discovery Channel han estado muy insistentes en el tema del Fin del Mundo.
La mayoría de los programas que han presentado, tienen el toque catastrofista. El mensaje en común es que el Mundo se acaba el 21 de diciembre del 2012 (apenas 20 días después de que asuma el próximo Presidente de México).
El 21 de diciembre del 2012 será viernes, o sea que para el sábado 22 el planeta tierra podría ya no existir en el Sistema Solar de cumplirse las profecías que se presentan en dichos programas.
Los argumentos para esta tenebrosa predicción se basan en los pronósticos de Los Mayas y de varios astrólogos-matemáticos de reconocido prestigio como Terrence McKena. Ya Hollywood hizo una película sobre las predicciones de Los Mayas y ahí se reconoce la alta precisión sobre eventos futuros que hacía esta civilización la cual desapareció extrañamente en los albores del pasado milenio.
Hay otro programa de History Channel que habla también del Apocalipsis basado en las estimaciones que hizo el matemático inglés Issac Newton al interpretar las revelaciones de la Biblia.
Aquí los pronósticos son más bondadosos para las actuales generaciones pues hablan de que el fin del mundo se concretará el 2060.
Otros programas más del tema se basan en los escritos del ya famoso Nostradamus y hasta del no menos famoso Leonardo Da Vinci. Pero se ha preguntado usted por qué tanta insistencia en este tema de televisoras y del celulóide?
Por qué las televisoras y el cine están programando con inusitada frecuencia esta clase producciones las cuales por cierto están muy bien realizadas y documentadas? Respuestas a estas interrogantes puede haber muchas. Pero la que suena más lógica es la crisis religiosa que se vive actualmente en el mundo.
Hoy por hoy las diversas religiones como el Cristianismo, el Islam, el Hinduísmo y el Budismo no están precisamente en sus mejores momentos. De acuerdo con estadísticas confiables, el Cristianismo cuenta con un 35 por ciento de seguidores en todo el mundo, el Islam 20 por ciento, el Hinduísmo 15 por ciento y el Budismo 10 por ciento. Las cifras aunque altas se han venido ajustando en años recientes. Sin embargo, las cuatro religiones suman el 80 por ciento de la población mundial.
La cifra de ninguna manera es de menospreciarse. Pero por qué el declive en este importantísimo renglón de la convivencia y existencia de la humanidad?
Esto sucede principalmente por los escándalos que se han desatado contra gran cantidad de los que están encargados de dictar la palabra de Dios. La pederastia es la que ocupa los titulares en los medios de comunicación de mundo y la incredulidad hacía las instituciones religiosas va en aumento. El boom tecnológico en la vida rural y citadina es otro gran factor del alejamiento religioso, pero son los escándalos de sacerdotes los que le están pegando fuerte a las religiones en el mundo.
Estas instituciones por tanto están ante la necesidad de reinventarse para no seguir en picada. Y todas se han avocado a tareas tendientes a que la población mundial vuelva a creer y se vuelva a acercar a la vida religiosa.
Que mejor entonces que desde ahora se empiece a manejar el Fin del Mundo tanto en la televisión como en el cine. Con predicciones catastróficas tan poderosas como éstas que presentan los canales de televisión referidos, las poblaciones se sensibilizan y tienden a reagruparse, a unirse. Los rezos se multiplican y las malas obras tienden a minimizarse.
En estos años el mundo vive cambios dramáticos, las economías sufren, las clases políticas se redefinen, pero no necesariamente ven por las mayorías, y la inseguridad pública así como el crimen organizado crece día con día.
Urge por tanto un freno de alcance mundial y las religiones deben jugar un papel fundamental en la reconstrucción de la humanidad. Luego entonces el temor del Fin de Mundo en el corto plazo no es una mala idea para contrarrestar los desajustes perversos que han diseminado los países, políticos y empresarios más ventajosos (por no decir tramposos) del mundo.




Javier Villegas
Tomado de: eldiariodesonora.com.mx

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