En un pronunciamiento leído tras la homilía, lamentó que legislaciones ataquen y banalicen a la familia “como si hubiera la intención perversa de intereses obscuros por destruirla y con ello orillar al país, herido por la violencia y la descomposición social, a su ruina”.
El también arzobispo primado de México señaló que las uniones de facto o “legaloides” de personas del mismo sexo son intrínsecamente “inmorales”, pues contradicen el proyecto divino y desvirtúan la naturaleza del matrimonio elevado por Cristo a la dignidad del sacramento.
Tal actividad jamás podrá ser equivalente a la expresión sexual del amor conyugal, pues pone en peligro la dignidad y los derechos de la familia que constituyen el bien común de la sociedad, abundó.
Tras la celebración eucarística celebrada en la Catedral Metropolitana, el prelado señaló que si bien “estamos llamados a ser respetuosos de las leyes civiles, tenemos el deber moral de no hacer vanos los mandamientos de Dios”.
Ante decenas de fieles que escuchaban el pronunciamiento leído por un matrimonio integrado por Dennis Herington y Cruz Huelitl, el jerarca católico confió en que la aprobación de esa ley “nos permita ser conscientes del valor inigualable de la familia”.
Que sea “la ocasión para continuar elevando nuestras oraciones a Dios por nuestros gobernantes para que sepan servir no al poder, sino al supremo ideal de justicia, tutelando a la familia”.
Las injusticias cometidas contra las personas homosexuales, sostuvo, nunca serán una justificación para conceder falsos derechos que afectarán a niños inocentes, a quienes se les negará el derecho de tener un padre y una madre para su desarrollo adecuado.
El arzobispo enfatizó que es su deber como pastor llamar al pueblo de Dios a que dé muestras de bondad y misericordia hacia las personas homosexuales; al finalizar la lectura de este pronunciamiento, los feligreses aplaudieron.
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