La extraña manía que se tiene de tergiversar la vida de Jesucristo para llevarla al molino del orientalismo lleva las cosas hasta un punto que, no por parecer gracioso, deja de ser peligroso.
Al parecer, todo tiene su origen en suponer que, durante los años en los que Jesús permaneció en casa de sus padres, en realidad, no fue así sino que se dedicó en ir de acá para allá para aprender, esto es un suponer, sobre meditaciones y cosas similares que, por ejemplo, en la India, ya se difundía en aquellas tierras orientales.
Sin embargo, el cristianismo y, aquí, el catolicismo, responde con toda claridad a las preguntas que, el autor del libro, sin duda con ánimo de sembrar la polémica para ver si recoge algo, se hace:
Así, a la pregunta ¿Estuvo Jesús en la India? podemos responder que, según nuestras fuentes de conocimiento, es decir las Sagradas Escrituras, nada sabemos al respecto sino que, como dicen las mismas ”Progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres” dice el médico evangelista (Lc 2:52).
Eso, a lo mejor (como así se defiende) no es suficiente como para decir que Jesús no viajó a la India, por ejemplo.
Pero sí lo es lo que dice inmediatamente antes (Lc 2:51): “Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón”, que fue lo que sucedió desde que lo encontraron en el Templo de Jerusalén tras haberse quedado allí y, vamos, perderse para encontrarse entre los sacerdotes de la Casa de Su Padre.
Por lo tanto, el “vivía sujeto a ellos” quiere decir que, seguramente, desempeñaría el oficio de José hasta que, precisamente también lo escribe san Lucas (Lc 3) Juan el Bautista comenzará a preparar el camino para la aparición pública de Jesucristo.
Por otra parte, a la pregunta de si Jesús enseñó la ciencia de la meditación está claro que, en todo caso, no sería una que lo fuera de carácter orientalizado, por budista, o algo por el estilo.
A este respecto, la Iglesia católica tiene bastante claro temas como éste y como, por ejemplo, el de la meditación que deberían hacer pensar a más de uno que, por cierto, tiene poco interés en llevar a cabo tan digno quehacer.
¿Creen, por otra parte, que esta idea es nueva?
Pues no porque siempre hay adelantados a su tiempo que predican lo más absurdo que pueda predicarse para tener un minuto de fama.
Pero lo que ya es demasiado (¡Qué dirá César Vidal al respecto!) es que recomienden, junto al engendro indio de Jesús el libro de César Vidal “Jesús el judío”.
Esto es para llamar cualquier cosa a quien se le ha ocurrido semejante ideica pero normal, lo que es normal, no es mucho. Y los que lo jalean, tampoco lo son.
No crean, sin embargo, que la cosa se queda ahí porque también hay quien cree que Jesús no murió en la cruz sino que sobrevivió y que, claro, emigró a la India.
Tomado de:
Infocatolica
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