martes, 13 de julio de 2010

El Gran Aviso de Dios






Una vez que tuvo lugar la elección de Benedicto XVI las profecías se han vueltos más claras en cuanto a su comprensión y realización. En este sentido, el Aviso no podrá ocurrir hasta que no tengan lugar, al menos, los siguientes eventos:


  • Aumento de catástrofes en número e intensidad (terremotos, tsunamis, erupciones volcánicas, epidemias)
  • Crisis mundial identificada por un caos económico y una incipiente guerra mundial
  • El Cisma de la Iglesia
  • Una violenta revolución en Roma con gran derramamiento de sangre


Como consecuencia de lo anterior, el Santo Padre (el sucesor de B-XVI) se ve obligado a huir de la Ciudad Eterna.
Respecto a las catástrofes, estamos hablando de naturaleza, fuerza y destrucción nunca antes vista, no sólo un aumento de desastres naturales, sino la ejecución de mega eventos de la naturaleza hasta ahora desconocida, incluso de origen cósmico. Asimismo, surgirá especialmente una enfermedad que no tendrá cura; y otro evento que vendrá del cielo que traerá penuria y desasosiego a la humanidad.

Por otra parte la crisis mundial avanza a toda marcha, pero será de tales dimensiones que aún nos esperan grandes penurias y carestías. Muchos morirán por la carencia y otros morirán en las luchas y las guerras por obtener lo que será más valioso que el oro…

También se deberá de poner mucha atención a la seguridad del Santo Padre, pues gente maligna que va en contra de la fe, planifica la obscuridad en la Iglesia.

Como notará el lector, el Gran Aviso de Dios es el último de una serie de “avisos” que ya han empezado y que tomarán mayor fuerza y crudeza, trayendo consigo no sólo cientos de miles de pérdidas humanas sino, como se ha dicho, un cambio en el paradigma de la Historia conocida a raíz de algunos descubrimientos que obligarán al hombre a replantearse el origen de la humanidad, pretendiendo tergiversar el sentido de las Escrituras. Esta nueva realidad que ya ha empezado a develarse servirá en su momento, entre otras cosas, como fundamento y autoridad del gobierno del Anticristo. Asimismo, un gran descubrimiento científico traerá abundancia y tranquilidad por algún tiempo, pero el desasosiego volverá hasta que no se hayan convertido totalmente las almas a Dios.

Así, el Aviso no sucederá en un corto periodo como algunos piensan. Aunque dicho acontecimiento ya está cercano, todavía debe la humanidad entera pasar por un gran sufrimiento y ciertos cambios políticos, económicos, históricos, religiosos, naturales y sociales. El Gran Aviso será el último de una serie de pre-avisos y el primero de una serie de grandes acontecimientos que desembocarán en el reinado del Anticristo y la Gran Tribulación.

En el campo de la Iglesia, tiene primero que terminar el Pontificado de Benedicto XVI, sólo entonces se hará visible y sin ninguna duda para el mundo completo el enfrentamiento de dos Papas. Poco tiempo después, y como efecto de un recrudecimiento militar en Medio Oriente y de un enfrentamiento de civilizaciones es que tendrá lugar un ataque árabe-comunista en Europa, particularmente en Italia, en cuya revolución el Santo Padre se verá precisado a huir de Roma. Entonces, el Aviso está ligado a un acontecimiento doloroso para la Iglesia, y ese acontecimiento desgarrador no será otro que el gran Cisma. Asimismo, el Aviso no vendrá hasta en tanto el Santo Padre, según la visión de San Pío X y la visión del Secreto de Fátima, huya de Roma sobre los cadáveres de sus sacerdotes. Así pues, el Aviso vendrá en medio de un gran caos y confusión.

Otro hecho que para muchos pasa desapercibido es que una vez que venga el cisma y aparezcan los dos Papas, una de las principales líneas de autenticidad del legítimo y verdadero Papa será su adhesión a la Eucaristía y a María Santísima; y precisamente en momentos de gran confusión para la Iglesia, el Papa verdadero proclamará a María como Corredentora. Esto ocurrirá poco antes del Aviso. En 1990 una vidente en Colorado, USA, T. López, recibió un mensaje de la Virgen de que el momento del gran silencio, donde nuestro interior nos sería revelado, ocurriría cuando se proclamara su último título (de estos tiempos).

Sirva pues lo anterior como guía para ubicar los tiempos y no dejarnos llevar por impulsos de mensajes que tergiversan el auténtico llamado profético de María, y que provocan confusión, engaño y desilusión con profecías no cumplidas .

Hagamos oración, sacrificio y penitencia… Edifiquemos nuestra fe y cultivemos nuestro aposento interior que nos haga cambiar de actitud interior y nos envuelva en una real vivencia de virtudes, que edifique nuestra fe y la de los demás, para saber enfrentar los dificilísimos tiempos que están por venir.


Por Luis Eduardo López Padilla, tomado de su sitio: Apocalipsis Mariano


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