jueves, 1 de abril de 2010

Agonía




Agonía I

Es necesaria la refundación de la Iglesia Católica'
Hace cinco años agonizaba Karol Wojtyla. Al margen del dolor de constatar cómo se consumía, inexorablemente, el vigoroso roble que 26 años antes había sido electo Papa, la cristiandad alimentaba una esperanza: que los que vinieran después de Juan Pablo II, con el timón de la Barca de Pedro en otras manos, fueran tiempos mejores para la Iglesia Católica. Y, venido a ver...

—II—


Las últimas noticias con respecto al estado de salud de la Iglesia son, por decir lo menos, inquietantes: las cifras que dan cuenta de una desbandada incontenible; el espectáculo cotidiano de las ciudades europeas, donde las grandes catedrales —incluida, por supuesto, la Basílica de San Pedro— e incluso las iglesias de dimensiones más modestas, atraen más turistas que fieles.

Hay un claro indicio de que se les ve menos como centros de culto religioso que como museos. Los escándalos —que se han vuelto recurrentes— por las denuncias de pederastia en contra de sacerdotes, que fueron ignorados sistemáticamente por el Vaticano y calificados como insidias, como pérfidas intentonas por hacer quedar mal a Jesús cuando confió a Pedro las Llaves del Reino y le aseguró (Mateo 16:18) que “las puertas del infierno no prevalecerán contra ella (la Iglesia)”; escándalos como los que han ocurrido en México, donde antes se negaban obstinadamente y ahora se aceptan “humildemente” las atrocidades de Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo; escándalos como las demandas judiciales que ya se promueven en tribunales estadounidenses —de Kentucky y de Florida... por ahora—, y que apuntan nada menos que hacia Joseph Ratzinger (hoy Benedicto XVI), por los indicios de que, años antes de ser designado sucesor de Juan Pablo II, eventualmente fue cómplice por encubrimiento de esos crímenes...

(En efecto: crímenes que condenan todas las leyes de la Tierra; no pecados que se borran, según las particulares de la Iglesia, con actos penitenciales meramente simbólicos).

—III—


No es precisamente la cabeza de la Iglesia; sin embargo, al estar muy cerca de ella, el nuncio apostólico en México, Christopher Pierre, tiene autoridad moral para decir, como acaba de hacerlo en Guanajuato, en vísperas de éstos que la tradición insiste en llamar “Días Santos”, que “es necesaria la refundación de la Iglesia Católica”.

Bien que lo diga. Indicio de ya que hay, al menos, el grado de autocrítica necesario para reconocer que la metafóricamente denominada Barca de Pedro, navega al garete y está haciendo agua por todas partes.

elinformador.com.mx
Entre veras y bromas por Jaime García Elías

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