jueves, 1 de abril de 2010
Evangélicos y ateos ganan terreno al hegemónico catolicismo en México
La sociedad mexicana, tradicionalmente católica, ha modificado su perfil religioso en los últimos años no sólo a causa del aumento del ateísmo, sino también debido al protagonismo creciente de otras confesiones como la evangélica, coincidieron expertos consultados por Efe.
Iglesias evangélicas, testigos de Jehová, mormones y adventistas dibujan un paisaje completado por un diez por ciento de mexicanos que reconocen no pertenecer a ninguna religión y donde la convivencia no siempre es fácil.
“Es impresionante comprobar cómo hay zonas del país donde cada década hay una disminución notable del catolicismo”, observó Renée de la Torre, del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social.
Son varios los indicadores que confirman esta tendencia. En el Registro Federal de asociaciones religiosas las evangélicas, 3,950, superan con creces a las católicas, que son 3,180, y según el Censo General de Población y Vivienda de 2000, un 87.9 por ciento de los mexicanos se reconoce católico.
Esta cifra supone un significativo cambio respecto al 98 por ciento registrado en la década 1950.
“Si la Iglesia católica no cambia su oferta a las realidades que las personas viven hoy, esta reducción irá a más”, reconoció el secretario ejecutivo de Relaciones Públicas de la Conferencia del Episcopado mexicano, Manuel Corral.
La explicación a estos cambios resulta compleja, como también lo es el mapa social y demográfico de México, y las fuentes consultadas difieren en ella.
Corral afirmó que es la mayor libertad para expresar el ateísmo la que le ha restado fieles a su religión, ya que, según sus datos, ninguna otra iglesia del país ha aumentado sus seguidores en proporción.
Para De la Torre, el panorama religioso se está “pulverizando y atomizando”, ya que el catolicismo no es sustituido por una confesión -o no confesión- en concreto, sino por “diversidad y apertura de cultos".
Ya son 53 los municipios donde la hasta ahora religión mayoritaria empieza a verse en minoría. De ellos, el 62 por ciento está en el estado de Chiapas, con un cuarto de su población indígena y escenario, en los últimos tiempos, de conflictos religiosos.
En esta entidad ha habido choques entre evangélicos y católicos tradicionalistas, quienes acusan a los primeros de no respetar las tradiciones de la región y, en ocasiones, los expulsan de sus comunidades.
De la Torre señaló también las luchas por el poder político y los vínculos que tradicionalmente ha mantenido el catolicismo con las estructuras caciquiles como factores que intervienen en que un segmento cada vez mayor de la población se desligue de dicha religión.
Tabasco, Quintana Roo, Yucatán, Campeche y la frontera con EEUU, apuntó, son otras regiones donde el catolicismo está en retroceso, mientras que “la zona más criolla”, -Jalisco, Zacatecas, Aguascalientes y Guanajuato- se mantiene como bastión del catolicismo que trajeron los españoles en el siglo XVI.
En muchos casos, explicó De la Torre, el cambio “simplemente se debe a que la población ha recibido mayor solidaridad de otras iglesias”, como la adventista, una denominación evangélica de origen estadounidense muy presente entre la población pobre de México.
Otras confesiones de inspiración católica cuentan cada vez con más seguidores. Quizás la más conocida sea la Iglesia de la Santa Muerte, con diez millones de fieles según sus líderes y todo un repertorio de leyendas en torno a sus ritos y su templo central, situado en un populoso barrio de la capital.
Pero no es el único culto secular que se abre paso para dar respuesta a aquellas nuevas problemáticas de los mexicanos que no han encontrado protección por parte de las iglesias tradicionales.
En Sinaloa, un salteador de caminos llamado Jesús Malverde -cuya existencia aún se discute- es conocido como ''El santo de los narcos''.
En el Distrito Federal, a unas pocas calles del santuario de la Santa Muerte, cientos de jóvenes y comerciantes se reúnen el día 28 de cada mes para rendir culto a San Judas Tadeo al grito de ''Somos delincuentes y fieles de San Judas'', describió la investigadora.
“Es un fenómeno muy interesante, que todavía está creciendo”, dijo Manuel Corral. “Son cultos sin institucionalidad ni doctrina, sin sujeción a la autoridad y sin una ética definida. No quiere decir que no tengan valores, pero los tienen en otro ámbito".
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario