Objetivo común: la "nueva evangelización" de Europa. Una delegación de la Iglesia ortodoxa rusa de visita en el Vaticano, que publica una antología de los escritos del patriarca. Siempre más cercano un encuentro entre Kirill y Benedicto XVI
por Sandro Magister
Dentro de poco Benedicto XVI creará un nuevo "consejo pontificio" expresamente dedicado a la "nueva evangelización". No para los países de misión donde ya actúa la congregación "de propaganda fide", sino para los países de antigua cristiandad hoy en peligro de perder la fe.
El Papa Joseph Ratzinger quiere ligar su pontificado a esta iniciativa. Y fue este el tema principal sobre el que se discutió una mañana de primavera del 2009, en Castel Gandolfo, con cuatro cardenales de peso que llamó a consulta: Camillo Ruini, Angelo Bagnasco, Christoph Schönborn y Angelo Scola, este último el más decidido en proponer la institución del nuevo despacho.
Pero mientras tanto, ya se ha unido al Papa un gran aliado de fuera de la Iglesia católica, en esta empresa de nueva evangelización.
Este gran aliado es la Iglesia ortodoxa rusa.
La tarde del jueves 20 de mayo, inmediatamente antes de que en el aula de las audiencias en el Vaticano se iniciase el concierto ofrecido a Benedicto XVI por el patriarcado de Moscú, el presidente del departamento de relaciones exteriores de este patriarcado, el Metropolita Hilarión de Volokolamsk (en la foto), ha dicho esto al Papa: que la Iglesia católica no estará sola en la nueva evangelización de la Europa descristianizada, porque tendrá a su lado a la Iglesia rusa "no más competidora sino aliada".
La relación positiva que se ha instaurado entre la Iglesia ortodoxa rusa y la Iglesia de Roma es una de las conquistas más sobresalientes del pontificado de Benedicto XVI. Sobresaliente también por su rapidez. En efecto, basta volver atrás una década para registrar el hielo que reinaba entre ambas Iglesias.
A una pregunta de www.chiesa sobre los motivos que han llevado a este extraordinario cambio, el Metropolita Hilarión ha señalado tres.
El primer motivos, ha dicho, es la persona de un nuevo Papa. Un Papa que recoge "una estima positiva del conjunto del mundo ortodoxo ruso", aún estando éste invadido de seculares sentimientos antiromanos.
El segundo motivo es la común visión sobre el desafío que se le presenta a ambas Iglesias de la descristianización de países que en el pasado eran el corazón de la cristiandad.
El tercer motivo es que están de acuerdo en que la vía maestra para la nueva evangelización está en confiarse a la gran tradición cristiana.
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