sábado, 14 de agosto de 2010

Católicas por el derecho a decidir. Pro-abortistas

El ataque más insidioso de las feministas antivida contra la Iglesia Católica y sus enseñanzas, es el que ha lanzado la organización "Católicas por el Derecho a Decidir" o CFFC ("Catholics for a Free Choice"). Por más de dos décadas, la CFFC ha luchado por subvertir a la Iglesia y las doctrinas católicas. Sus objetivos principales son promover el aborto y sembrar cizaña y discordia entre los católicos, con la estrategia de "divide y vencerás".

La CFFC también fomenta la anticoncepción, la esterilización, el lesbianismo, la homosexualidad, el feminismo radical y las doctrinas de la New Age (la llamada Nueva Era) dentro de la Iglesia Católica y en todo el mundo. Este documento demuestra lo que realmente es la CFFC: una organización anticatólica, antivida, antifamilia y antifemenina, que se las da de católica y de trabajar en pro de la mujer.


Definición

Ciertamente la CFFC no es católica. El título de católica que ostenta la CFFC es un engaño. La Conferencia Nacional de Obispos Católicos de los EE.UU. declaró el 4 de noviembre de 1993, que la CFFC no es una organización católica. "Muchas personas - dice la declaración - pueden ser inducidas a creer que esta organización es auténticamente católica, pero no lo es. No está afiliada ni formalmente ni de ninguna otra manera a la Iglesia".
Los obispos hicieron hincapié en el hecho de que la CFFC está asociada con los movimientos a favor del aborto en Washington, D.C., y comparte una dirección postal y fuentes de ingresos con la Federación Nacional del Aborto, el nombre comercial de la industria del aborto. Citan también el apoyo que le presta la CFFC a "la destrucción violenta de seres humanos inocentes en gestación [...] en cualquier etapa del embarazo y por cualquier motivo". Los obispos insistieron en que la CFFC ha rechazado la adhesión a la Iglesia y ha tomado posturas que `deliberadamente contradicen las enseñanzas esenciales de la fe católica' y concluyeron que "las Católicas por el Derecho a Decidir no pueden ser reconocidas como una organización católica ni apoyárseles como tal".

Fundada en 1970 para protestar contra la oposición de la Iglesia a la ley de Nueva York que permite el aborto, la CFFC surgió como afiliada de la Coalición Religiosa Pro Derecho al Aborto (Religious Coalition for Abortion Rights), creada poco tiempo después de que el Tribunal Supremo legalizara el aborto en 19733. Ese mismo año la CFFC ya había quedado establecida como una "organización docente que apoya el derecho al legítimo cuidado de la salud de la reproducción [es decir, la anticoncepción y la esterilización] y al aborto". Su primer presidente fungió hasta 1979 y fue un sacerdote, el Padre Joseph O'Rourke, Jesuita expulsado de la Orden en 1974. A partir de 1980, Frances Kissling, la fundadora de la Federación Nacional del Aborto (National Abortion Federation), ha sido la directora de la CFFC.

En un principio, las oficinas principales de la CFFC estuvieron situadas en el edificio de la Paternidad Planificada (Planned Parenthood) en Nueva York. En realidad, ambas organizaciones se aliaron muy estrechamente en su guerra contra la Iglesia, la familia y los niños por nacer; no solamente porque compartían los mismos locales, sino también porque tienen una ideología y objetivos similares. Por ejemplo, Pamela J. Maraldo, quien fue la presidenta de la Federación Norteamericana de la Paternidad Planificada (Planned Parenthood Federation of America) declaró: "yo no soy menos católica porque me aparte de la Iglesia en materias relacionadas con la privacidad de la familia y la autonomía en la reproducción". En otras palabras, Maraldo se considera "buena católica", aunque estaba dirigiendo sin duda, la más poderosa organización dedicada a promover el aborto. Como veremos, este tipo de mentalidad es la que la CFFC desea inculcarles a todos los católicos.

Frances Kissling, agente de la CFFC

La presidenta de la CFFC, Frances Kissling, abandonó la Iglesia Católica durante su juventud, pero dice que ha vuelto a incorporarse; y dice que su regreso a la Iglesia no significa "que haya vuelto a la misa de los domingos, a la confesión y a todas esas cosas que son memorias de mi niñez," sino que ha regresado a la Iglesia como "agente de cambio social". Parte de su labor ha consistido en organizar grandes campañas a favor del aborto. En ese tiempo fue consultora de los Servicios de Asistencia para Proyectos Internacionales (International Projects Assistance Services), una organización dedicada a abrir clínicas de abortos y a capacitar a los que practican abortos en los países donde el aborto es ilegal. También fue fundadora, como señalamos más arriba, de la Federación Nacional del Aborto, una organización profesional de facultativos y de orientadores que fomentan el aborto. Fue directora de una de las primeras clínicas para abortos legales de la ciudad de Nueva York y también dirigió clínicas ilegales de abortos en México y en Roma. Kissling ha confesado haber introducido ilegalmente aparatos para abortos por succión en México. Y, cuando visitó Italia dijo: "No veo nada malo en ayudar a las mujeres a practicarse abortos ilegales". Su "ética" sobrepuja las leyes nacionales que prohíben el aborto con la misma facilidad con la que ignora las enseñanzas de la Iglesia.

A menudo Kissling trata de defender su organización como si ésta fuera la voz legítima de disensión entre los católicos, apoyada por la gran mayoría de ellos. Sin embargo, cuando se unió a la CFFC, declaró que ya no se consideraba católica. Por otro lado, "a principios de los años 80, manifestó que la CFFC tenía 5,000 miembros en todo el país. En 1983, sin embargo, solamente el 3% de sus ingresos anuales de $221,900 provino de las cuotas de los miembros. Si se considera que la cuota son $15.00 por persona, entonces, la CFFC, lejos de tener 5,000 miembros, tiene sólo menos de 450 en total, es decir, un 0.00076% de los 59 millones de católicos de los Estados Unidos". Kissling admitió en el programa de Jeanine Graf, en Radio WRKO de Boston, que la CFFC no es una organización para socios. ¿Es ésta la auténtica voz de la oposición católica?

La misma Kissling, que en 1980 fue miembro no asalariado de la junta directiva de la CFFC, comenzó a ganar al año siguiente, algo menos de $30,000, como directora ejecutiva de esa organización. En 1982, percibió de la CFFC $34,119, cantidad que excedía el límite de sueldo permitido por la Administración de Rentas Internas (Internal Revenue Service) para empleados de organizaciones sin fines lucrativos. En 1983, ante la baja de $43,000 que sufrieron los ingresos de la CFFC (los cuales descendieron a sólo $221,900), Kissling aceptó reducir su sueldo a $28,333.

Sin embargo, actualmente el presupuesto anual de la CFFC es de $1.5 millones y en 1993, la organización le declaró al gobierno entradas por un total de $1,530,636, una cantidad 1,000 veces superior a los 1,542 dólares pagados por los socios. Ese año Kissling percibió un sueldo de $76,400, más $10,000 para su "cuenta de gastos".

¿De dónde recibe la CFFC sus fondos?

Entre 1980 y 1994, 35 fundaciones de los EE.UU. le enviaron cuantiosos donativos a la CFFC para sus actividades antivida y anticatólicas, que ascendieron a $8,138,79724. De $1,530,636 que recibió en 1993, $1,501,412, (o sea, el 98%), lo recibió de estas fundaciones, y solamente $29,224 de otras fuentes25. Las cinco fundaciones principales que mantienen a la CFFC son: Ford, Sunnen, J.D. MacArthur, Gund y la Fundación Pedagógica de América (The Educational Foundation of America).

Desde 1986, la CFFC ha recibido $1.5 millones específicamente para promover el aborto, la anticoncepción y el anticatolicismo en la América Latina a través de su rama latinoamericana "Católicas por el Derecho a Decidir" (CDD)27. Esto significa que más de la quinta parte de los ingresos declarados por la CFFC, se utilizan para persuadir a las madres latinas para que maten a sus hijos por nacer. De estos $1.5 millones, $900,000 fueron donados por la Fundación MacArthur. La Fundación Noyes, ayudó a la CFFC a abrir sus oficinas en Uruguay y México.

La connotación antivida y anticatólica de los donativos enviados por estas fundaciones, consta en las descripciones de su uso: "Guía para los católicos a favor de la libre elección [es decir, del aborto]" (Fundación Packard, 1991); "contrarrestar los esfuerzos de la Iglesia Católica Romana por evitar que legalmente se tenga acceso a los cuidados de la salud de la función reproductiva [es decir, a los anticonceptivos, en su mayoría potencialmente abortivos y dañinos para la mujer]" (Fundación General Service, 1988); "apoyar a los disidentes católicos en el tema del aborto" (Fundación Gund, 1987); "proporcionarles a los ciudadanos católicos una alternativa razonable a la doctrina de la Iglesia" (Fundación Clark, 1985), entre otras.

La CFFC se opone a las enseñanzas de la Iglesia Católica

La CFFC se opone vehementemente a la doctrina de la Iglesia Católica sobre el aborto, la anticoncepción y la moral sexual, siendo su postura que la doctrina de la Iglesia sobre la sexualidad y la procreación no es infalible, y por lo tanto no hay obligación de aceptarla; y que el aborto puede ser una opción moral porque, sin duda las mujeres son capaces de tomar decisiones que "mejoren su integridad y su salud". La CFFC también alega que, un católico aunque crea que el aborto es inmoral, puede estar a favor de su licitud. Kissling ha declarado que, aunque ella considera al feto parte de la especie humana, piensa que el valor del feto nunca puede anteponerse al "valor del bienestar de la mujer". Obviamente, Kissling no toma en consideración el hecho de que aproximadamente la mitad de las criaturas por nacer son mujeres.

La CFFC se jacta de defender a la mujer, ¿por qué, entonces, no ha protegido a las mujeres de los abortos chapuceros, tanto legales como ilegales? ¿Por qué no ha denunciado públicamente el daño que los promotores del control de la población les han hecho a las mujeres, especialmente en los países del tercer mundo, con los abortos, los anticonceptivos y la esterilización? La CFFC se ha pronunciado a favor del "derecho de decidir", pero su verdadera orientación es proaborto.

Kissling, en una ocasión dijo: "yo no estoy a favor del aborto; lo que quiero es que se respete la conciencia de la persona". Sin embargo, la CFFC "se ha opuesto a que a las mujeres se les de información sobre los datos biológicos objetivos que existen acerca de la criatura durante el embarazo, asegurando que eso constituye un instrumento de `...propaganda que favorece la postura que se opone al aborto'. "Ha llegado incluso a referirse al aborto como un "acto sagrado".

En cuanto a la anticoncepción, la CFFC alega que hasta hoy "ni la jerarquía ni los teólogos ni los laicos católicos han dejado de debatir la cuestión con gran interés".

La CFFC también alega que "la unión entre heterosexuales u homosexuales para vivir como pareja, basada en la justicia y el compromiso más que en el contrato conyugal tradicional, es moralmente válida".

Respecto de la autoridad de la Iglesia, la CFFC declara falsamente que el derecho canónico, "afirma tanto el derecho como la responsabilidad que tienen los católicos de seguir su propia conciencia, aún cuando ésta discrepe de las enseñanzas de la Iglesia".

Finalmente, la CFFC favorece la ordenación de la mujer. 


Conclusión

Los dirigentes de la CFFC deben de ser públicamente desenmascarados como anticatólicos, antivida, antifamilia, y en realidad, contra la mujer. De otro modo, el daño que ya están causándole a la Iglesia Católica y a la causa provida continuará siendo incalculable. San Pablo nos dice: "Mirad que nadie os esclavize mediante la vana falacia de una filosofía, fundada en tradiciones humanas, según los elementos del mundo y no según Cristo". Y San Juan afirma: "Todo el que se excede y no permanece en la doctrina de Cristo, no posee a Dios. El que permanece en la doctrina, ése posee al Padre y al Hijo. Si alguno viene a vosotros y no es portador de esta doctrina, no le recibáis en casa...".


Extracto tomado de:
www.vidahumana.orghttp://www.vidahumana.org/vidafam/anticath/verdad.html

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