El Papa abrió la posibilidad a que la Iglesia justifique el uso del condón en “casos individuales” siempre y cuando se trate de un “primer paso” hacia la conciencia que en la sexualidad no todo está permitido.
Esta sorprendente declaración forma parte del libro “La luz del mundo”, una entrevista con el pontífice realizada por el periodista alemán Peter Seewald y cuyos pasajes más importantes publicó este sábado el diario del Vaticano, L’Osservatore Romano.
“Concentrarse sólo sobre el preservativo quiere decir banalizar la sexualidad, y esta banalización representa justamente la peligrosa razón por la cual tantas y tantas personas en la sexualidad no ven más la expresión de su amor, sino sólo una suerte de droga”, dijo el pontífice.
Agregó que la lucha contra la banalización del sexo es parte de un “gran esfuerzo” que se debe cumplir para que la sexualidad sea considerada positivamente y pueda ejercer un efecto positivo sobre el ser humano en su totalidad.
“Pueden existir casos individuales justificados, por ejemplo cuando una prostituta usa el profiláctico, y este puede ser el primer paso hacia una moralización, un primer acto de responsabilidad para desarrollar de nuevo la conciencia del hecho que no todo está permitido”, explicó.
“Aún así, este no es el modo verdadero y propio para vencer la infección del VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana). Es verdaderamente necesaria una humanización de la sexualidad”, agregó.
El libro-entrevista saldrá al mercado en varios idiomas el próximo 23 de noviembre, publicado por la Librería Editorial Vaticana. Es producto de seis días de coloquios entre el Papa y el periodista en julio pasado en Castelgandolfo, al sur de Roma.
En los 18 capítulos que lo componen, agrupados en tres grandes partes –“los signos de los tiempos”, “el pontificado” y “hacia dónde vamos”- el líder máximo de la Iglesia católica abordó los temas más delicados de la actualidad.
Se refirió también a la crisis de los abusos sexuales contra menores de parte del clero que, dijo, la vivió como un “shock” por las dimensiones del problema.
“Ver el sacerdocio imprevistamente ensuciado en este modo, y con él la misma Iglesia católica, ha sido difícil de soportar. En aquel momento era importante no quitar la mirada del hecho que en la Iglesia el bien existe y no sólo estas cosas horribles”, indicó.
Reconoció que, al investigar sobre los curas pederastas, muchos medios de comunicación no fueron guiados únicamente por la pura búsqueda de la verdad sino que pretendieron atacar a la Iglesia y desacreditarla.
“Aún así era necesario que fuese clara una cosa: en tanto que se trate de llevar a la luz la verdad, debemos reconocerlo. La verdad, unida al amor entendido correctamente, es el valor número uno”, aseguró.
Además ponderó que la prensa no habría podido relatar los problemas de la Iglesia si en ella misma no hubiese existido el mal. “Sólo porque el mal estaba dentro de la Iglesia, los demás pudieron dirigirlo contra ella”, estableció.
A lo largo del libro Joseph Ratzinger abordó sin dudar a temas como las críticas recibidas por sus decisiones, el progreso moderno, la economía, la libertad religiosa, el diálogo con los judíos, la intolerancia, el terrorismo y el papel de las mujeres.
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