El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, afirmó hoy que China pone en riesgo las relaciones con el Vaticano si los clérigos chinos leales al papa Benedicto XVI son forzados a participar en la ordenación unilateral de un obispo nominado por la iglesia controlada por el Estado comunista.
Las declaraciones de Lombardi se producen como reacción a los informes sobre la ordenación del obispo de Chengde en la provincia china de Hebei, con fecha el 20 de noviembre. El potencial candidato, Joseph Guo Jincai, "no ha obtenido la aprobación del sumo pontífice para ser ordenado obispo de la Iglesia católica", afirma Lombardi en su comunicado.
El Vaticano está particularmente "preocupado por los informes desde China que indican que una cantidad de obispos en comunión con el Papa están siendo forzados por funcionarios del gobierno para que concurran a una ordenación episcopal ilícita", continúa.
"Si estos informes son ciertos, la santa sede considerará este tipo de acciones como graves violaciones de la libertad de religión y de la libertad de conciencia", agrega Lombardi. "Asimismo, (el Vaticano) consideraría que es una ordenación ilícita que daña las relaciones constructivas que se han estado desarrollando en el pasado reciente entre la República Popular de China y la Santa Sede", advirtió.
Pekín y el Vaticano suspendieron sus relaciones en 1951, después de que la Santa Sede reconociera el gobierno de Taiwan, que China considera una provincia secesionista. Benedicto XVI dirigió en junio de 2007 un escrito de admiración a los católicos chinos.
El gesto fue interpretado como un paso hacia el establecimiento de una nueva base de diálogo con Pekín. En China la iglesia católica está dividida. Cuenta, por un lado, con alrededor de cinco millones de miembros en la iglesia administrada por el gobierno y, por el otro, con más de diez millones de seguidores de la iglesia clandestina, leal al Vaticano. Los católicos que siguen al Vaticano suelen verse expuestos a las hostilidades del gobierno local.
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