sábado, 29 de enero de 2011

ANA FRANK: UN TIMO MORAL





Dos ciudadanos alemanes, Edgar Geiss y Ernest Roemer pusieron públicamente en duda, una vez más la autenticidad del famoso "Diario". Ante ello el Tribunal de Distrito de Hamburgo encargo a la Oficina Federal Criminal Alemana (BKA) un examen de los textos para determinar científicamente si la escritura de estos se había llevado a acabo durante los años 1941 a 1944, basándose en los análisis de papel y la escritura del manuscrito original. Éste análisis químico-técnico fue llevado a cabo en Abril de 1981, bajo la dirección del Doctor Werner.
A pesar de su publicación, la ley del silencio de los "mass-media" intentó dar la menor publicidad posible de los resultados de los análisis. Sí lo hizo el "New York Post" del 9 de octubre de 1980 mencionando el hecho. Según éste análisis, las correcciones, comentarios y añadidos en las hojas de papel manuscrito fueron hechas en tinta azul, negra, roja, a lápiz y en BOLÍGRAFO de tinta negra, verde y azul. Como comentarios y texto principal son de una misma mano, recordemoslo, el libro fue escrito por alguien después de la guerra o cuando menos lo finalizó pasada la contienda. El original consta de tres libretas encuadernadas y 324 paginas sueltas.


DIFERENCIAS EN LA ESCRITURA


Un calígrafo pudo comprobar, además , que todo había sido escrito por la misma mano y que, por tanto, no podía ser la de Ana Frank. Si se trata de Mina Becker, perito calígrafo judía, quien afirmó ante el juez repetidamente, que toda la escritura del diario pertenece a una misma mano.
Para dilapidar ese tema sólo ha hecho falta acceder a las cartas auténticas que Ana Frank escribió de niña a unas amigas, publicadas en los Estados Unidos; la letra de esas cartas sí tiene el aspecto normal de una niña de 10 o 12 años, lo que no es el caso del manuscrito original que nos revelan a un autor de mayor edad. Las cartas fueron adquiridas por el Instituto Simón Wiesenthal, y siempre según David Irving, sí son auténticas, no así el diario.
Bochaca confirma así mismo, como han hecho posteriormente otros autores, refiriéndose a Paul Rassinier, que la escritura que se afirma es la de Ana Frank, reproducida en el libro "Spur eines Kindes" de Ernest Schnabel, difiere totalmente de la escritura de Ana Frank en el manuscrito original.
El profesor Faurisson, de la Universidad de Lyon, cuya especialidad es la crítica de textos y documentos, y que mantuvo varias conversaciones personales con el padre de Ana Frank, insiste en este tema otorgándole el peso suficiente para llevar el escepticismo sobre el "Diario" de Ana Frank. Su primer trabajo sobre el caso fue publicado en francés en 1980. Una traducción del mismo apareció en el verano de 1982 en el volumen del "The Journal of Historical Review" con el titulo "Is The Diary og Anne Frank Genuine?" (págs. 147-209). Entonces señalaba dos ejemplos de la letra manuscrita tribuida a Ana Frank, ambos escritos cuando esta contaba aproximadamente 13 años, pero extrañamente la primera (datada el 12 de Junio de 1942) parece mucho mas madura y similar a la de un adulto que la supuestamente escrita solo cuatro meses mas tarde (10. 10. 42).
Respondiendo a dicho escepticismo sobre la autenticidad del "Diario", el State Institute for War Documentation de Amsterdam (Rijksinstituut voor Orleegsdocumentatie - RIOD), publicaba un libro en 1986 que incluía el facsímil de una carta supuestamente escrita por Ana el 30 de Julio de 1941.
El descubrimiento en los EE.UU. de otros varios ejemplos de la letra manuscrita fue anunciado en 1988. El mismo incluía dos cartas fechadas el 27 y 29 de Abril de 1940 y una postal, escritas a alguien en Danville (Iowa).


Estas últimas creaban un nuevo problema al Instituto de Documentación de Guerra de Amsterdam, dado que la letra manuscrita que aparece en ella es completamente diferente que la escritura de adulto de la carta del 30 de Julio de 1941, así como la mayor parte del manuscrito en cuestión.
Estos descubrimientos confirman la creencia del Prof. Robert Faurisson que la letra manuscrita de "adulto" atribuida a Ana es en realidad, muy parecida a la letra manuscrita de una de las personas que oficialmente "ayudaron" a Otto Frank a preparar el "Diario" para su publicación después de la guerra.


Para Ma. Paz López y su artículo en "La Vanguardia", estas diferencias de escritura son normales (!) en un adolescente. Igualmente soslaya, al tratar el tema del informe pericial encargado por el RIOD, el tema de la escritura a bolígrafo, mencionando exclusivamente las anotaciones a lápiz del padre.
Podemos concluir pues, que no se trata de un "Diario", sino de una novela basada en un manuscrito escrito después de la guerra por Otto Frank o sus colabordores, y redactado por Meyer Lavín, con algunos añadidos posteriores del holandés Albert Cauven.


El historiador alemán Udo Walendy es definitivo: "El Diario de Ana Frank-durante años lectura recomendada tabú para escuelas y público- es una falsificación".


Conviene advertir que para evitar dudas y desbancar las crecientes sospechas sobre la autenticidad del libro, fue impuesto por las autoridades alemanas actuales como "lectura obligatoria" en las escuelas y se llegó al extremo de adoptar medidas disciplinarias (retiro de la "venia docenci") contra maestros y profesores que osaran manifestar sus dudas la respecto.
El Profesor Stielau, de Hamburgo, fue expulsado de su cátedra, en 1957, por el mero hecho de haber osado poner en duda la autenticidad del "Diario".


Todavía en 1976, el padre de Ana, Otto Frank, lleva a cabo acciones y denuncias contra Heinz Roth, de Odenhausen, en un juicio tendente a prohibir publicaciones que sostengan que el Diario, tal como se publicó, no puede haber sido escrito por una niña de 12 años. Ejemplos éstos que demuestran cuan estrecho es el margen de la libertad de pensamiento cuando se rozan ciertos temas tabú.


Richard Verral advierte que la falsedad del mito de Ana Frank va mucho mas allá, es muchísimo mas profunda que la eventual falsificación del texto. Reside en la "unilateralidad" y en la "recurrencia infinita" del tema: una perfecta aplicación política de la propaganda actual del viejo tema de la niña inocente atrapada por la maldad exclusiva de los otros, pero que triunfa incluso después de muerta. El mito de Ana Frank, por la fuerza de su impacto sobre la sensibilidad colectiva, se convierte no solo en símbolo de la "inocente" nación judía perseguida, sino más aún y contra todas las reglas de la lógica, en "prueba indiscutible" de la maldad intrínseca, inmedible, de los perseguidores.
Reconozcámoslo pronto, en efecto, no importa desde un punto de vista humano que el "Diario" de Ana Frank sea una falsificación o no. Esta niña falleció victima del tifus -y no en una "cámara de gas" inexistente en Bergen o convertida en "pastillas de jabón" aunque se han revelado una falacia, todo hay que decirlo -; y el padecimiento y muerte de cualquier niño es siempre lamentable.
Pero es importante constatar que los posibles sufrimientos de una niña judía de 14 años, en tiempo de guerra, no son más significativos por el "hecho" de que hubiese escrito un diario, que los sufrimientos tanto o más terribles de otros posibles niños judíos; o que las desgracias infinitamente mas numerosas de otros niños alemanes, italianos, japoneses, polacos, rusos, o de otras nacionalidades que han sufrido horriblemente por muchos otros motivos en esa misma guerra: despedazados, quemados vivos a millones, mutilados e inválidos para toda la vida a causa de los bombardeos masivos de población civil efectuados por los aliados contra ciudades abiertas alemanas; abandonados en medio del caos ante la muerte o desaparición de sus padres, violados, corrompidos por la barbarie de buena parte  de las tropas enemigas. En Wurzburg, durante los últimos días de la guerra fueron quemadas 5000 personas, de entre las cuales más de 100 niñas y mujeres se llamaban Ana, convertidas en cenizas durante la noche del 16 de Marzo de 1945.







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