miércoles, 16 de febrero de 2011

LUTERO, DETRACTOR DE LA MISA TRADICIONAL


Sobre Lutero -a quien la iglesia conciliar tiene ahora por una especie de santo, y cuyo retrato figura en los libros de catequesis al lado de Santa Catalina de Siena y San Ignacio de Loyola- ha dicho de él uno de los ideólogos del Concilio Vaticano II, el padre Congar "Lutero es uno de los más grandes genios religiosos de toda la historia, yo lo coloco en el mismo plano que San Agustín y Santo Tomás de Aquino o Pascal. En cierta manera es, incluso, más grande".
Lutero, evidentemente , no fue ningún santo ni especial espiritualista como nos quieren hacer creer. Analicemos brevemente su pensamiento.
Para él, "la misa católica es la mayor y más horrible de las abominaciones papistas, la cola del dragón del apocalipsis"


Todo el odio de Lutero contra la Misa Católica Tradicional se puede resumir en un concepto: la misa se oponía a su concepción de la religión. En la Misa Tradicional el centro es Dios. Por tanto, antes que nada, el culto es un homenaje rendido a Dios. El Sacrificio es el acto por excelencia de este homenaje. Con Lutero el centro de la religión ya no es Dios, sino el hombre; la finalidad de la religión, para Lutero, es esclarecer al hombre, y más aún, consolarlo. Siendo así, ¿para que sirve una inmolación hecha a Dios para reconocer su dominio soberano sobre la criatura? Por esta razón, Lutero deseaba la abolición del ofertorio. En el nuevo "Ordo" el ofertorio ha sido suprimido, y se sustituye el ofertorio Tradicional que tan admirablemente expresaba el Sacrificio y la propiciación, por unas plegarias israelitas extraídas de la Kábala judaica y que se limitan a un mero intercambio de dones entre Dios y el hombre, borrando el sentido de la oblación. Estas plegarias las usan, hoy en día, las comunidades judaicas para bendecir los alimentos. 


El mismo Lutero nos explica este concepto "la misa es ofrecida por Dios al hombre y no por el hombre a Dios; ella es la liturgia de la palabra, una comunión y una participación... este abominable canon que hace de la misa un Sacrificio. La acción de un sacrificador. Lo miramos como sacramento o como testamento. Llamémosle bendición, eucaristía, mesa del Señor, Cena del Señor, o Memorial del Señor".


De hecho lo que hará Lutero será adaptar la misa católica tradicional a su pensamiento, a la par que trastoca los textos esenciales del Canon y los mantiene como simples recitativos de la institución de la Cena. En un momento dado, agregará en la Consagración del pan "quod pro vobis tradetur" (que será entregado por vosotros), suprimirá las palabras "mysterium fidei" (misterio de fe) y las palabras "pro multis" (por muchos) de la Consagración del vino. El latín se sustituirá por la lengua vernácula; el altar por una mesa colocada frente al pueblo y se recibirá la comunión en la mano, pudiendo ser dada por laicos, mientras que la confesión privada se reemplazará por absoluciones colectivas y el nombre de la Misa será sustituido por Eucaristía y Cena.
A estas alturas, nos preguntamos: ¿no son excesivamente familiares estos cambios con los efectuados por la "reforma" de 1969 y su nueva misa?


Lutero en el fondo no quería tratar estos hechos con demasiada franqueza. Decía que para llegar segura y felizmente al final, es necesario conservar ciertas ceremonias de la antigua misa, para que los débiles no se escandalicen con el cambio demasiado brusco.
Una medida práctica de tan sutil principio llevó a cabo la reina Isabel de Inglaterra, que encargó a los teólogos que no negasen expresamente el dogma católico de la presencia real, sino que lo dejen  indeciso a la elección de cada uno. De esta forma Lutero logró introducir el protestantismo en poblaciones enteras que se estimaban católicas y que, cuando se dieron cuenta, habían asimilado la herejía.
Es de espantar el éxito de las medidas contemporizadoras adoptadas por Lutero, en ambientes que habrían reaccionado enérgicamente en el caso de que desde el principio hubiesen visto donde estaban siendo llevados. 


Esa lección de la historia crea para muchas almas, en nuestros días, la obligación grave de alertar a sus hermanos en la Fe contra el proceso que nos envuelve. 
La misa luterana se presentará, así pues, desde la navidad de 1521, teniendo las siguientes partes: Confiteor, Introito, Kyrie, Evangelli, y predicación, nada de ofertorio, Sanctus, recitativo en voz alta y en lengua vernácula de la institución de la cena, la comunión en la mano, y bajo las dos especies, el Agnus Dei, y el Benedicamus Domino, completarán la misa. El nuevo culto será una reducción y una transformación prudentes, tímidas, que conservaban mucho del pasado. Véase, pues, cómo sería insuficiente alegar, en defensa del nuevo "Ordo", que éste conserva mucho del Misal Tradicional.


LEX ORANDI, LEX CREDENDI
En resumen, los protestantes concentrarán sus esfuerzos sobre tres puntos esenciales:


1.- Negación del carácter sacrifical de la Misa, salvo en el sentido de sacrificio de alabanza.
2.- Negación de la transubstanciación. Para ellos, la presencia real se limita a una cierta presencia temporal en el interior de las especies, así como a una presencia espiritual.
3.-Negación del Sacerdocio real del oficiante, el cual se reemplazará por un sacerdocio colectivo de asamblea de los fieles bajo la presidencia de un padre o pastor.


En el nuevo "Ordo" se encuentran estos tres puntos, bien que bajo atenuaciones o afirmaciones equívocas. Muchos comentarios irán hasta la afirmación categórica, no equívoca.


En consecuencia, no se puede menos que observar que, por estar los principios íntimamente unidos con la práctica según el adagio "lex orandi, lex credendi" -atribuido a San Celestino I (422-432)-, el hecho de imitar la nueva misa el Ordo de Lutero lleva infaliblemente a adoptar poco a poco las propias ideas de Lutero.


Los resultados no merecen comentarios. La caída de la asistencia a "misa" ha sido vertiginosa. 
En realidad ya nada de lo acaecido nos debe sorprender. Ya desde los primeros años de la despótica implantación de la nueva misa, Monseñor Lefebvre se pronunció valerosamente para decirnos "Resulta imposible desde el punto de vista psicológico, pastoral y teológico, que los católicos abandonen una liturgia (la Misa Tradicional), que constituye verdaderamente la expresión y sostén de la fe a enorme peligro. No se puede imitar constantemente a los protestantes sin convertirse en uno de ellos" 

1 comentario:

  1. Son de mucho interes y muy apegadas a la verdad, le felicito sinceramente.
    Pily de Carmona

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