José María Ballester Esquivias.
El parlamento húngaro ha aprobado una nueva Constitución cuyos ejes son el reconocimiento de las raíces tradicionales –esencialmente cristianas– del país, la defensa del matrimonio, la de la libertad educativa y la de la vida. En este último aspecto la batalla no está ganada. Pero puede que Hungría haya puesto las semillas de una nueva etapa en la historia de Europa.
Tras la caída, en 1989, del régimen comunista húngaro –fue el primero en Europa–, los gobernantes de entonces adaptaron paulatinamente la Constitución de 1949 a los cánones democráticos, pero sin derogarla formalmente. Esta serie de circunstancias sirvió para que Hungría se convirtiera en un país moderno: se decantó por el modelo de economía de mercado y se arrimó definitivamente a Occidente adhiriendo a la OTAN primero y la Unión Europea (UE) después.
Santos a espuertas
Pero no fue hasta el pasado 18 de abril cuando disolvió los últimos vínculos institucionales con el comunismo. Ese día, el Parlamento húngaro aprobó la nueva Constitución que entrará en vigor en 1 de enero de 2012. El resultado de la votación fue: 262 votos a favor, 44 en contra, una abstención y 78 legisladores que se negaron a participar. Y, aparentemente, con apoyo social: afuera sólo protestaron unas 200 personas.
Lo menos que se puede decir es que Hungría no sólo rompe definitivamente con el comunismo, sino que recupera con vigor unos valores occidentales básicos que el resto de países democráticos europeos tiende a ignorar. Y no hace falta leer el nuevo texto con lupa para saber los derroteros que ha tomado el país magiar. Algunas de las solemnes proclamaciones del preámbulo son suficientes.
Símbolos nacionales
De entrada, rinde homenaje a los símbolos patrios: “Estamos orgullosos de que nuestro rey Esteban, santo patrón de Hungría desde hace 1000 años, haya fundado nuestra patria sobre sólidos cimientos incorporándola a la Europa cristiana”. San Esteban, uno de los primeros mártires del Medievo europeo, forjó definitivamente la identidad húngara.
Su corona, que culmina con una cruz doblada, es el símbolo histórico de Hungría y la nueva Constitución lo corrobora. La corona permaneció bajo custodia en Estados Unidos desde 1945 hasta 1978, año en que el presidente Jimmy Carter decidió devolverla a Hungría.
El texto recuerda la Historia: “Estamos orgullosos de nuestros antepasados, que lucharon por la libertad y por la independencia de nuestra patria”. La referencia a los duros combates que los húngaros, a lo largo de su historia, han tenido que librar para preservar su dignidad es clara. Los más recientes son la revoluciones de 1848 y 1956, reprimidas por austriacos y soviéticos respectivamente.
Tampoco se olvida de la contribución húngara a la construcción del Viejo Continente: “Estamos orgullosos de que nuestro pueblo haya defendido Europa durante 1000 años y que sus valores comunes se hayan enriquecido con sus talentos y sus esfuerzos”.
Declaración cristiana
Hungría es, ante todo, cristiana: “Reconocemos el papel de la cristiandad en la pervivencia de la nación”. Sin ir más lejos, Hungría ha aportado grandes santos a la cristiandad. Además de San Esteban, no se pueden olvidar figuras como las de Santa Gisela, San Emerico, San Ladislao, Santa Isabel y Santa Margarita. Además, es un país en el que la convivencia entre católicos –más presentes en el oeste- y protestantes –más arraigados en el este- suele ser pacífica. Si son cristianos, la dignidad del hombre se impone: “Consideramos que la base de la existencia humana es la dignidad humana”.
Todo lo anterior solo es factible dentro del sistema de siempre: “Consideramos que la familia y la nación constituyen el marco principal de nuestra convivencia y que nuestros valores fundamentales son la fidelidad, la fe y el amor”.
Más allá de su contenido, persisten algunas dudas sobre la duración de esta Constitución, pues es el resultado de una victoria electoral aplastante del centro-derecha y de sus aliados. ¿Y si dentro de unos años se produce una victoria de la izquierda de similares proporciones?
LAS RAICES CRISTIANAS DE EUROPA: En las provincias greco romanas, el cristianismo se inició como un movimiento laico: La Epístola apócrifa de los Hechos de Felipe, expone al cristianismo como continuación de la educación en los valores de la paideía griega, que tenía como propósito educar a la juventud en la virtud (desarrollo de la espiritualidad) y la sabiduría (cuidado de la verdad), mediante la práctica continua de ejercicios espirituales (cultivo de sí), a efecto de prevenir y curar las enfermedades del alma. El educador utilizando el discurso filosófico, más que informar trataba de inducir transformaciones buenas y convenientes para si mismo y la sociedad, motivando a los jóvenes a practicar las virtudes opuestas a los defectos encontrados en el fondo del alma, a efecto de adquirir el perfil de humanidad perfecta (cero defectos). El apóstol Felipe introdujo en los ejercicios espirituales la paideia de Cristo a fin de alcanzar la trascendencia humana (patente en Cristo) y la sociedad perfecta (Reino de Dios). A partir de entonces, los pueblos helénicos tomando a Cristo como ejemplo de lo que es la trascendencia humana, lo siguieron no como Dios, sino como hombre, a fin de alcanzar la trascendencia humana y la sociedad perfecta; por ello lucharon por helenizar el cristianismo estructurando la fe conforme a la razón. Tarea a la que se avocaron: San Basilio, San Gregorio, San Agustín y San Clemente de Alejandría (utilizando el pensamiento de los filósofos greco romanos: Aristóteles, Cicerón, Diógenes, Isócrates, Platón, Séneca, Sócrates, Marco Aurelio,,,),. Lo cual propició el choque entre culturas ante la oposición radical e intransigente de los príncipes de la sinagoga al uso de la razón en cuestiones sagradas tendente a evitar que se helenizara el cristianismo para mantenerlo sujeto a la Sinagoga. Desde entonces el talón de Aquiles de la doctrina de la Iglesia ha sido el profetismo judío y el fideísmo bíblico, al abrogar la enseñanza sobre el uso de la razón en cuestiones de fe que Cristo había revelado metafóricamente al ciego de nacimiento (Jn IX, 39), para hacer un juicio justo de nuestras creencias a fin de encontrar la verdad que nos liberara de las falsas certezas de la fe que nos mantienen ciegos__ Provocando en los pueblos cristianos la estulticia generalizada y la entronización del oscurantismo, al olvidar las raíces helenistas de nuestra cultura; lo cual ha convertido las Iglesias en sinagogas, los sacerdotes en rabinos, los cristianos en siervos del gobierno mundial judío, y el judeo cristianismo en religión basura. Así el movimiento cristiano dejó de ser laico y dejó de perseguir los fines últimos de la educación en la paideía; y por ello, no hemos alcanzado la sociedad perfecta ni la trascendencia humana. http://www.scribd.com/doc/33094675/BREVE-JUICIO-SUMARIO-AL-JUDEO-CRISTIANISMO-EN-DEFENSA-DEL-ESTADO-LA-IGLESIA-Y-LA-SOCIEDAD
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