La historia de los últimos cuarenta años guarda todavía misteriosos secretos, así como también nos revela asombrosos hechos. Un análisis de la situación actual a la del magisterio del Reverendo Padre LEONARDO CASTELLANI ayuda mucho a comprender estos acontecimientos y a conjeturar sobre aquellos enigmas.
En efecto, con una clarividencia admirable, en dos artículos nuestro autor en Cabildo en abril y agosto de 1944, precisaba no solamente en que se encontraba la Cristiandad, sino también los dos únicos desenlaces posibles:
1) “Estamos al fin de la Contrarreforma: se cierra un período histórico determinado esencialmente por la disolución de la Cristiandad europea a causa de esa gran convulsión religiosa, política y social que se llamó Reforma, o mejor Protestantismo. Después de esto, o se abrirá un conflicto más terrible todavía, la aparición de la última herejía que describe BELLOC al final de su libro clásico, o Dios conducirá a la Iglesia temporariamente a un puerto de paz y a un gran triunfo universal, como lo ha hecho otras veces (…) La actual división del mundo, en el fondo no es sólo política, sino más bien religiosa”.
(HACIA LA HISPANIDAD. Las canciones de militis, páginas 176-177).
2) “Dos ideas nuevas se han abierto paso entre el follaje ilusorio o amañado del pacifismo liberal, y habiéndose formulado como metas de la época que viene, ya no las para nadie, ni se ve la posibilidad de esquivar la opción entre ellas. De una parte, el Super- Estado judaicomasónico que completaría política y militarmente la superestructura económica ya existente del capitalismo internacional. De otra parte, las alianzas libres pero totales entre grupos de naciones espiritualmente afines, a la manera de la Cristiandad Medieval o del siempre soñado Imperio Católico, realizado parcialmente por España en América, como antes por CARLOMAGNO o CARLOS QUINTO”. (El derecho de gentes. página 143).
Pero, al mismo tiempo, nos advertía sobre el peligro de que ese Superestado judaicomasónico fuese presentado como una tercera posibilidad, enmascarado por la figura de la NUEVA CRISTIANDAD o de la RESTAURACIÓN ECUMÉNICA, RESULTADOS DE UN CRISTIANISMO FALSIFICADO.
3) “El proyecto de Federación Europea es simplemente la sombra del Imperio Romano, que Europa es impotente a olvidar, con el sueño del Reino de Cristo, que Europa necesita para vivir, la que han escamoteado y adulterado, y están parasitando esos vivillos masones y delirantes protestantes. Sólo que cuando Europa sueña en la Federación, sueña en un cosa que es natural y que ha existido y que ha existido; cuando el yanqui nos predica un Superestado (gobierno mundial), fragua una que es antinatural y que nunca ha existido. Ni habrá de existir, según esperamos. Es sin embargo hoy día una idea en marcha, un signo de los tiempos. En realidad, ahora, después de dos terribles guerras mundiales, se ha acercado mucho; y todo parece indicar que no se va a detener y que, tarde o temprano, será realizada, con Cristo o contra Dios. Es uno de los ideales del mundo moderno (…) El rigor y la crueldad de las modernas guerras totales hacen gemir al mundo por un substituto de la antigua Cristiandad, especie de federación natural y religiosa de la Europa Medieval, rota definitivamente por la llamadaReforma (…). Pero esta nuevo cristiandad, que se nos quiere imponer en nombre de la diosa protestante Democracia, tiene todas las apariencias de una Contra-Cristiandad, es decir, se parece a su madre, la pseudo-Reforma. (Superestado. Decíamos ayer, páginas 167- 170).
4) “En presente edad no será la Iglesia, mediante un triunfante del espíritu del Evangelio, sino Satanás, mediante un triunfo del espíritu apostático, quien ha de llegar a la pacificación total (aunque perversa, aparente y breve) y a un Reino que abarcará todas las naciones; pues el Reino mesiánico de Cristo será precedido del reino apóstata del Anticristo.
La gran apostasía parece que comienza a perfilarse en el mundo, porque las impulsiones de la herejía han adquirido por fin volumen cósmico.
El Superhombre está al nacer, junto con la Superfederación de las naciones del orbe en una sola, y la palingenesia total del Universo visible, por obra de la Ciencia Moderna. Esta idea, o imagen o mito está en el ambiente y tropieza uno con ella en todas partes; implícita o explícita, aplicada o pura, en forma de argumento o de espectáculo, con las variaciones más sublimes o más idiotas. Efectivamente, esta imagen de la Unidad, es decir, de UN y de la UNESCO, tiene ya vigencia religiosa. Tiene ya incluso su gran teorizante religioso, su teólogo o profeta: el Padre TEILHARD DE CHARDIN(…). El punto focal de su especulación no es otro que esa unificación triunfal del Universo, a la cual corren infaliblemente, según él, las naciones bajo la atracción formidable de un “Cristo Universal” que absorbe hacia sí al Universo inmanentemente, ya que está encarnado en él desde su creación y es su propio elan vital (…). TEILHARD está seguro de la gran fusión de los pueblos en uno y del advenimiento natural de la Restauración Ecuménica. El entusiasmo, el patetismo y el ímpetu religioso con el alma de TEILHARD DE CHARDIN anima esta síntesis esencial de todas las heterodoxias modernas, y aún antiguas, es cosa notabilísima. Enferma leerlo; pero ilustra muchísimo; a un teólogo por lo menos. (Visión religiosa de la crisis actual. CRISTO, ¿vuelve o no vuelve?, páginas 288-289).
“El mundo quiere unirse, y actualmente el mundo no se puede unir sino en una religión falsa. O bien las naciones se repliegan sobre sí mismas en nacionalismos hostiles (posición nacionalista que ha sido superada), o bien se reúnen nefastamente con la pega de una religión nueva, un cristianismo falsificado; el cual naturalmente odiará de muerte al auténtico. Sólo la religión pueda crear vínculos supranacionales. (Los papeles de Benjamín, página 292).
Tengamos en cuenta que el más reciente de estos textos corresponde al año 1953. ¡Cuanta luz para ver el inicio de la apostasía actual y cuánto coraje para hacer tales advertencias en 1944 o 1947, pleno apogeo del Pontificado de PIÓ XII.
El Reverendo Padre LEONARDO CASTELLANI sobresale como Doctor y Profeta en medio de esta maraña de esos “sofistas brillantes, hábiles y perversos; trompeteros del Anticristo, al servicio de la gran correntada del siglo, de la época enferma; adoradores vanamente esperanzados del paraíso en la tierra por las solas fuerzas del hombre”, como él mismo los definiera.
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