2 millones de litros de petróleo por día se escapan de una fractura en el fondo del mar a lo largo de 11 kilómetros de distancia. Este dato fue confirmado por Anatoly Sagalevich del Instituto Shirshov de Oceanología de Rusia. El científico posee un record de buceo a profundidad y se encarga de informar al pentágono y al presidente de EEUU cada hora, de lo acontecido. Sin embargo el científico rompió el silencio al entender que la dimensión del daño era superior. El intento del gobierno de minimizar el problema por una cuestión de seguridad nacional y de eludirlo por parte de BP, son argucias que no contribuyen a encaminar una salida, según Sagalevich.
La información fue filtrada sutilmente por medio de un amigo de Sagalevich, Matthew Simmons quien fuera asesor principal sobre energía del ex Presidente George W. Bush, a quien los reportes de los medios Estadounidenses señalan abiertamente: “Matthew Simmons se está apegando a su historia de que hay otro gigantesco derrame en el Golfo de México bombeando tremendas cantidades de petróleo hacia el Golfo. En “Fast Money” de la CNBC, dice que le sorprendería si la BP pudiera pasar de este verano, diciendo que este desastre es culpa completa de la BP”. (Sorcha Faal. publicación científica de Rusia. “Sombrío y preocupante de ser verdad). http://sorchafaal-en-espanol.blogspot.com/2010/06/cientificos-advierten-que-el-fondo.html
En este primer caso la oferta de Rusia, una vez notificado el Kremlin, es detonar cabezas nucleares para cerrar la abertura. La oportunidad es de 5 a1. Es decir, solo uno de los intentos de 5 realizados ha fallado, según reportes de experimentos que datan de la efectividad de este recurso. La otra alternativa es esperar 30 años que seque el pozo, lo cual directamente significaría la contaminación de casi el 80 % de la masa de agua del océano. Obama no ha emitido sonido convincente alguno en señal de convencimiento.
Derrame profundo 2
Así han titulado a este operativo las fuentes científicas que arriman opciones al gobierno de EEUU para evitar que el escape de petróleo aumente. Amy Goodman, presentadora del noticiero independiente Democracy Now (NY) destaca en su columna del jueves 7 de junio, que científicos de todo el mundo están listos para, literalmente, sumergirse y poder entender lo que está sucediendo con el petróleo y el gas que están saliendo a la superficie en el Golfo de México con la fuerza de un volcán tras la explosión de la plataforma petrolífera de BP. Sin embargo hay un problema: BP no se los permite.
Cita a Ira Leifer, científico del Grupo Técnico de Medidas de Tasa de Flujo designado por el gobierno, investigador del Instituto de Ciencias Marinas de la Universidad de California, Santa Bárbara. El y un grupo de colegas presentaron a BP planes para desarrollar un estudio intensivo del derrame de petróleo de la plataforma Deepwater Horizon. Fueron ignorados por BP a pesar, inclusive de la mediación del Diputado Ed Markey, Demócrata de Massachussets y miembro del Comité de Energía y Comercio de la Cámara de Representantes.
Prohibiciones a la prensa
Goodman denuncia que la información no fluye libre como el petróleo bajo el mar. Las opiniones de expertos internacionales no son consideradas. Los medios están excluidos de información calificada. Todo supone que BP gana tiempo para “algo” que no precisamente contribuye a solucionar el problema. Fotógrafos y reporteros han sido advertidos de no acercarse a 20 metros de los buques de respuesta o de las barreras de agua. Han sido expulsados por guardias de playas y policía forestal que resguarda zonas cercanas.
Se prohíbe volar por debajo de 900 metros de altura sobre la zona cero. La prensa en general manifiesta su indignación por una situación en que los medios de comunicación son considerados un inconveniente.
Las noticias sobre la negación del acceso a los medios se acumulan al igual que las bolas de alquitrán en la playa (que ahora han llegado hasta el Lago Pontchartrain de Louisiana y a las playas de Texas). La periodista de Mother Jones, Mac McClelland describe su experiencia. “Mi problema con el acceso se remonta a más de un mes atrás. Las calles estaban bloqueadas por subcomisarios en cualquier lugar que podía ser bloqueado por una carretera. Y en los lugares donde no se puede bloquear el acceso a la carretera, donde solo hay playas abiertas, hay guardias de seguridad privados que le dicen a la gente que se tiene que ir. Hay trabajadores de limpieza que le dicen a la gente que no pueden pasar. (sic)
No se pueden tomar fotos ni a distancia, ni de los animales que llegan moribundos a las playas. Igual que la prohibición de fotografiar los ataúdes de soldados que volvían de Irak durante el gobierno de G.W. Busch, ahora la política apunta a no dejar retratar la magnitud de una tragedia que costará mucho mas caro que todo el dinero de las indemnizaciones o compensaciones que puedan calcular las aseguradoras.
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