miércoles, 25 de agosto de 2010

Katrina a cinco años


"Llegaron algunos que le contaron lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de sus sacrificios. Les respondió Jesús: «¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque han padecido estas cosas? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo. O aquellos dieciocho sobre los que se desplomó la torre de Siloé matándolos, ¿pensáis que eran más culpables que los demás hombres que habitaban en Jerusalén? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo". Lucas 13,1-5

Hay datos en torno del huracán Katrina que nos hacen pensar en una purificación. El arzobispo Hugh, de New Orleans dijo después del desastre: "Lo mas importante es no dudar la presencia de Dios y su gracia salvadora y transformadora. Estoy convencido que Dios nos purificará por medio de esto".
Katrina significa "pura" en griego. Llegó a la costa del golfo el 29 de Agosto, fiesta del martirio de Juan Bautista, profeta que predicó la necesidad de conversión ante la venida del Mesías.
El "French Quarter" de New Orleans, de antaño pintoresco y musical, se convirtió en centro de ocultismo y depravación sexual. Los sourvenirs representativos de la ciudad pasaron a ser artículos relacionados con esas cosas. El 31 de Agosto iba a comenzar la fiesta anual, denominada por los propios organizadores "Southern Decadence" (Decadencia del Sur) que duraría todo el fin de semana feriado. Dirigido por el "orgullo homosexual", su propósito era jactarse en exhibiciones masivas por las calles de toda clase de depravación sexual. Sus organizadores hacían alarde del apoyo del alcalde y de la gran multitud de participantes que esperaban, mas de los 125,000 del año pasado. Pero un día antes del comienzo se rompieron los diques de la ciudad.

El domingo después del desastre la primera lectura, del profeta Ezequiel 33, 7-9, nos enseña la importancia de estar alertas: "Así dice el Señor: «A ti, hijo de Adán, te he puesto de atalaya en la casa de Israel; cuando escuches palabra de mi boca, les darás la alarma de mi parte. Si yo digo al malvado: "¡Malvado, eres reo de muerte!", y tú no hablas, poniendo en guardia al malvado para que cambie de conducta, el malvado morirá por su culpa, pero a ti te pediré cuenta de su sangre; pero si tú pones en guardia al malvado para que cambie de conducta, si no cambia de conducta, él morirá por su culpa, pero tú has salvado la vida.»


No acomodarnos al mundo
"Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo". -Lucas 21,11. Los desastres naturales no significan que el fin del mundo sea inminente. Cuando será el fin no lo sabemos. Pero si nos recuerdan que el mundo pasará y que nuestra casa definitiva no es la tierra. Somos mortales y, aunque no nos toque vivir el fin del mundo, nuestra vida aquí es corta. Jesús advierte a sus discípulos que estamos en una gran batalla espiritual y no debemos acomodarnos a este mundo que pasa.


Dios manifiesta su misericordia aun en las tragedias. Cuando el Huracán Katrina llegaba a New Orleáns, hecho un monstruo categoría 5, con vientos de 175 MPH, de repente vino un viento extraño que le desvió y le hizo perder fuerzas. Los meteorólogos se quedaron sorprendidos pues no atinaban a entender como se produjo. Sin la intervención de ese viento misterioso, toda la ciudad pudiese haber quedado en seguida bajo mas de 4 metros de agua. Pocos hubiesen sobrevivido.


Chuck Kelley, ministro bautista de New Orleans, ahora sin hogar, discierne la mano de Dios en la situación: "Imagínese que hubiese ocurrido (New Orleans) si hubiese recibido un golpe directo". "El dique no se rompió hasta después de la tormenta cuando los vientos se habían calmado y los trabajadores de rescate pudieron salir. Si el dique hubiese cedido durante el huracán incontables miles hubiesen muerto...." 


 


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