El presidente egipcio Hosni Mubarak atribuyó hoy a “manos extranjeras” el atentado suicida perpetrado contra una iglesia cristiana en la ciudad de Alejandría, cuyo saldo de heridos subió a 79 mientras la cifra de muertos sigue en 21.
Mubarak exhortó a los egipcios a cerrar filas y mantener la unidad en un mensaje a la nación transmitido por televisión horas después del ataque, ocurrido a primera hora del Año Nuevo.
“Fue una operación terrorista cuya autoría es ajena a nosotros”, dijo Mubarak y prometió que su gobierno encontrará a los responsables y los llevará ante la justicia para que respondan por la muerte de civiles inocentes.
Afirmó que todos los egipcios pueden ser blanco de ataques, pues los terroristas no diferencian entre cristianos y musulmanes, por lo que exhortó a la unidad para enfrentar el terrorismo y derrotarlo.
Hasta ahora, ningún grupo se ha atribuido el atentado, pero el Ministerio del Interior confirmó que se trató de un ataque suicida y coincidió con Mubarak en que el hecho “lleva el sello de manos extranjeras”, según reportes del diario The Egyptian Gazette.
El atentado tuvo lugar tras repetidos llamados de la red Al Qaeda a “castigar” a los egipcios cristianos, argumentando que las esposas de dos sacerdotes que se habían convertido al islam fueron retenidas por la iglesia contra su voluntad.
Sin embargo, el gobierno de Egipto ha negado durante mucho tiempo que la red terrorista tenga una presencia significativa en el país.
Después del ataque, un grupo de cristianos se enfrentó esta tarde con la policía cuando protestaban por el atentado contra su iglesia, cerca de una mezquita, coreando frases como “con nuestra sangre y alma, redimiremos la Cruz”.
Los policías trataron de impedir que se acercaran al santuario musulmán para evitar enfrentamientos, pero los cristianos molestos lanzaron piedras contra los oficiales, quienes respondieron disparando balas de goma y gases lacrimógenos.
La iglesia emitió una declaración en la que manifestó su condena por el hecho, exigiendo justicia y criticando la actuación del gobierno, ya que los templos en Egipto deben estar fuertemente protegidos debido a la creciente tensión religiosa.
“Este ataque tuvo como objetivo atentar contra la seguridad de Egipto en su conjunto”, declaró por su parte el obispo Armia, ayudante superior del Papa Shenouda III, el líder espiritual de la Iglesia Copta Ortodoxa de Egipto.
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