sábado, 24 de abril de 2010

EL CLERO Y SU APOSTASÍA

«En la mañana del viernes, me hallaba todavía en el lecho, cuando se me apareció JESÚS. Se hallaba de mala traza y desfigurado. Y me mostró una gran multitud de sacerdotes, religiosos y seculares, entre los cuales se hallaban varios dignatarios de la Iglesia. De ellos unos estaban celebrando, otros iban a celebrar y otros habían celebrado. La Contemplación de Jesús, así angustiado, me causó mucha pena, por lo que quise preguntarle el motivo de tanto sufrimiento. No obtuve ninguna respuesta. Pero miraba a aquellos sacerdotes, hasta que como cansado de mirarlos retiró la vista y con gran horror mío, pude apreciar que dos lágrimas le surcaban las mejillas.»

 P. Pío de Pietrelcina





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