miércoles, 13 de octubre de 2010

En este país hay más centros de vicio que escuelas, afirma Juan Sandoval Íñiguez

El cardenal de Guadalajara, Juan Sandoval Íñiguez, dijo que no le preocupan los homosexuales, a quienes consideró una minoría que no puede afectar al país.


Esos son grupos muy pequeños que no pueden afectar al grueso de la nación; son grupos pequeñísimos, así que de ésos no hay pendiente, dijo el jerarca católico en entrevista con una estación de radio de cobertura nacional durante La Romería, el peregrinaje anual de la estatua de la Virgen de Zapopan desde la catedral de Guadalajara hacia la basílica de dicha ciudad.


En la misma entrevista, el líder de la Iglesia católica en Jalisco lamentó que haya más centros de vicio que escuelas. A muchos, a muchísimas generaciones de jóvenes no les favorecen ni la escuela ni trabajos, pero sí muchos antros y centros de vicios que los echan a perder. De esos sí hay negocios grandes y se dan permisos a cada rato. Lamentamos mucho que en este país haya más centros de vicio que aulas para la educación de la juventud, dijo.


Juan Sandoval encabezó este martes la festividad religiosa, que reunió a casi un millón 700 mil fieles, quienes recorrieron 7.2 kilómetros desde el centro de la capital de Jalisco hasta el templo de la que llaman La Generala en Zapopan, en el área metropolitana de Guadalajara.


Durante la misa que ofició en la explanada de la basílica de Zapopan, el cardenal insistió en que el modelo familiar concierne sólo a un hombre y a una mujer. “Que nos quede claro: el que es católico, el que sigue a Cristo, el que cree en la palabra de Dios, no puede pensar otra cosa del matrimonio sino lo que está escrito: la unión del hombre y la mujer por amor, para siempre y en fidelidad y fecundidad.


Que nos quede claro a los creyentes, para que las voces que anden por ahí no se metan en nuestro corazón y nos hagan ver lo que es antinatural e inmoral como algo corriente, común, porque muchos dicen que está bien.


Sandoval Íñiguez llamó a los fieles adefender el modelo familiar tradicional ante quienes no creen, para que respeten y no invadan el terreno santo del matrimonio. La Iglesia ha repetido dos mil años esa historia: hombre, mujer y matrimonio, así tiene que ser, insistió.

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