En el fondo de todo esto hay que buscar las teorías poéticas de Tehilard de Chardin. Desde luego huelga decir que estas concepciones se apartan de la enseñanza evangélica sobre la Segunda Venida y el Juicio Final.
De aquí nació la "obsesión por el mundo", por la tierra, "la construcción del mundo" como "construcción" de Cristo, en preparación para la Parusía o como desarrollo de la misma. "La tierra no se va a acabar". "No estamos aquí para salvar el alma, sino para salvar al mundo", frases muy significativas que leemos en artículos escritos por doquier incluso por sacerdotes.
Teilhard |
He aquí lo que hay en el fondo de de las teorías y del mismo antropocentrismo que nos sofoca. Según los teilhardianos "no es evangélico" el preocuparse por la salvación del alma. ¿Y aquél? "¿De que le sirve al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma?" ¿Y todo el sentido del Evangelio en esta dirección?...
Veamos lo que dijo Lepp que hay que hacer entonces como fiel discípulo no de Cristo, sino de Teilhard, en este mundo: "Para nosotros los cristianos, el mundo es como un inmenso taller de continua creación, pero también de progresiva divinización, gracias a la inserción de la encarnación como la de co-creación"
Aquí en estas palabras que resumen la teoría teilhardiana sobre el fin del mundo, encarnación continuada y demás confusiones, hay que buscar, repetimos, el origen de las doctrinas antropocéntricas que hoy nos agobian.
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