El día primero de diciembre de 1972 se negaba información a la prensa sobre el avance del proyecto de construir una nueva basílica de Guadalupe en México, nadie sabía nada, era un secreto en la cumbre.
El día 10, el abad Schulemburg destapa su "tapado" y anuncia que el proyecto se iniciará el siguiente día 12 de diciembre de 1974 en "respuesta a la demanda del pueblo mexicano" ¿Cuál demanda, si nadie sabía una palabra? ¿Dónde o cuándo el pueblo presentó tal demanda? Porque nada se había visto ni oído en ninguna parte.
La prueba es que nadie quiso que se retirara el culto, ni por las amenazas de muerte del Abad Schulemburg, que en aquel entonces se convirtió en profeta del desastre y que no cesaba de anunciar un "inminente peligro" de derrumbes y de lamentarse por el dinero que se gastaba en reforzarla; según consta en inconcontables declaraciones a la prensa de aquella época.
Mucho menos entendió nadie, que sin tener pretexto alguno, -puesto que todo eso fue falsa alarma- la idea para convertir la Basílica en un museo sólo para justificar el manejo de jugosos contratos de construcción de una obra innecesaria.
Tratando de suavizar el impacto, añadió el Abad, a continuación, que empero, "no constituiría ninguna carga económica para el mismo pueblo", sólo para desdecirse al rato afirmando que costaría 150 millones de pesos y que serían aportados por "todo el pueblo de Mexico" y que se iniciaba "contando con el crédito que en México tiene la Virgen de Guadalupe", expresión por más chocante de su mentalidad irrespetuosa.
El día 10, el abad Schulemburg destapa su "tapado" y anuncia que el proyecto se iniciará el siguiente día 12 de diciembre de 1974 en "respuesta a la demanda del pueblo mexicano" ¿Cuál demanda, si nadie sabía una palabra? ¿Dónde o cuándo el pueblo presentó tal demanda? Porque nada se había visto ni oído en ninguna parte.
La prueba es que nadie quiso que se retirara el culto, ni por las amenazas de muerte del Abad Schulemburg, que en aquel entonces se convirtió en profeta del desastre y que no cesaba de anunciar un "inminente peligro" de derrumbes y de lamentarse por el dinero que se gastaba en reforzarla; según consta en inconcontables declaraciones a la prensa de aquella época.
Mucho menos entendió nadie, que sin tener pretexto alguno, -puesto que todo eso fue falsa alarma- la idea para convertir la Basílica en un museo sólo para justificar el manejo de jugosos contratos de construcción de una obra innecesaria.
Tratando de suavizar el impacto, añadió el Abad, a continuación, que empero, "no constituiría ninguna carga económica para el mismo pueblo", sólo para desdecirse al rato afirmando que costaría 150 millones de pesos y que serían aportados por "todo el pueblo de Mexico" y que se iniciaba "contando con el crédito que en México tiene la Virgen de Guadalupe", expresión por más chocante de su mentalidad irrespetuosa.
En un momento cercano a la bendición de la primera piedra, el día 12, confirmó la decisión misteriosa de las "altas esferas" de que había que pagar los 150 millones a ciegas, subrayando además, que el esfuerzo indudable que eso suponía, resultaría "tanto más meritorio cuanto más críticos sean los momentos por los que atrviesa el mundo en general y México en particular.
Un mes después, el Cardenal Miranda confirma la decisión secreta, haciendo su primer llamado a la cooperación económica del pueblo, sin perjuicio de que en el acto mismode la bendición organizarían la colecta de donativos de cinco pesos.
Mientras en México se manifestaba como una maniobra "rara" y "oculta", con anterioridad suficiente, se mandó toda la información completa a Roma para que aparezca una amplia nota en L'Osservatore Romano con fotografías y planos -que en Mexico aún se escondían-, en una campaña publicitaria internacional de alto costo y sentido político, destinada a presentar al pueblo puras cosas ya hechas e irreversibles, para la imposición de sus planes secretos.
¿Que otra cosa se podía pensar? Porque aún el 1° de diciembre se negaba información, el 10 hacen el primer anuncio, el 12 colocan la primera piedra y el 13 empiezan las demoliciones para terminarlas en mes y medio. De manera que cuando "todo el pueblo de México" que ha de pagar el costo, apenas se empezaba a enterar de que había "demandado" aquellas obras que se hacían por su cuenta, "con el créditode la Virgen de Guadalupe" ya se había avanzado en un 70% la demolición hecha especialmente para construir un edificio del que mal se ha dado a conocer una maqueta, y cuyo proyecto que no está terminado, para no mostrarlo. Luego sería tiempo de no poder hacer nada.
Cuando todavía en el mismo mes de diciembre, apenas transcurridos quince dias que se supo la noticia, la opinión pública empezó a manifestar su repudio, se dijo que aún no estaban terminados los proyectos y que por tanto no estaban dispuestos a oír opiniones; cosa absurda, agravada por la mentira, porque al mismo tiempo seguían aproximandose a su fin las demoliciones requeridas específicamente para el "proyecto inexistente", o ¿es que no sabían lo que estaban haciendo?.
Después un manto de silencio lo cubría todo. Pero no era el silencio apacible de la aprobación, porque en marzo , todavía no se daba a conocer mas que la maqueta "inconclusa" que consideraban "indiscutible". El Abad Schulemburg, quien acostumbraba invertir el dinero de la Virgen en campañas políticas vergonzosas, contrarias al culto Guadalupano, contaba en todo momento con la bendición del siempre silencioso y misterioso Cardenal Miranda que lo apoyaba y mantenía incondicionalmente en su puesto sin que le importara la magnitud de los escándalos en que vivía.
¿Porqué no se hicieron concursos? ¿Por qué no se consultó a la opinión pública? ¿Porque no se procedió con lealtad y se mostró honestamente el proyecto al pueblo que terminó pagándolo? ¿Que razón había para que se terminase antes de dos años y con ese pretexto se impuso un proyecto a todas luces impopular, ocultado, para no dar tiempo en su momento una opción de opinar a nadie? ¿Quién más que los interesados conocía el proyecto? ¿Se publicó antes? ¿Lo conocieron a tiempo al menos los obispos del país?
¿O habrá sido posible que el episcopado haya llegado tan bajo comopara apoyar esta confabulación traidoramente anti-mexicana, anti-guadalupana, anti-católica... a cambio de nada y por nada?
Cuando el avance del proyecto se fue descubriendo se mostró un estilo arquitectónico tan desadaptado como la devoción guadalupana de sus patrocinadores, en el que la fe y el sentimiento religioso estaban tan ausentes como en un aeropuerto, un estadio o una estación del metro, destinados al manejo utilitario y pragmático de masas de humanos despersonalizados como corresponde a la Arena Tepeyac, que hicieron para que sirviera de nueva Basílica. Construyeron una basílica, como una plazuela cubierta para mítines de masas, no el templo que pidiera Santa María de Guadalupe para escuchar nuestras penas y remediar nuestros males, no un lugar de oración emocionada ni de coloquios fervorosos con Nuestra Santísima Madre.
Los auto-comisionados dijeron que no sabían las características del templo, pero por lo comentado en los periódicos de aquella época dejaron entrever que:
1.-No será un edificio construido para ser templo. "Será un edificio que pueda ser cualquier cosa, según los detalles que se le incorporen"1
2.- Nunca será un templo. "Aún después de acabado será de tal manera quepueda usarse en cualquier cosa, y también como templo". 2
4.- Su interior será pobre, deslucido y desnudo como su exterior. Aún cuando la caracterización del edificio como templo, se dice que ha sido dejada "a los pormenores y acabados"3, éstos serán lo más insignificantes posible, como se desprende del punto anterior, para que sean baratos, no obstante los 150 millones de aquellos tiempos.
Así, gratuitamente le arrancaron a la Iglesia en México uno de sus mejores Templos, a cambio de nada.
El eco Guadalupano año 3 Octubre-Diciembre de 1974 Núm. 17-18
Francisco Garibi Velasco
1.-El Heraldo de México. No han definido las características religiosas de la nueva basílica. Por Ada Hernández Delfín. Página 3 Sección A México DF. domingo 12 de enero de 1975.
2.- El Heraldo de México. La arquitectura ante el reto de adaptarse sin perder espiritu.- Por Ada Hernandez Delfín. Pág. 5 Sección A México DF. miércoles 15 de enero de 1975.
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