domingo, 13 de marzo de 2011

EL ACERCAMIENTO "AMISTOSO" CRISTIANO-JUDÍO

Traman su ruina desde dentro, hoy el peligro está casi en las entrañas mismas y en las venas de  la Iglesia.
San Pío X
Encíclica Pascendi



Si la Santa Iglesia llegara a celebrar un convenio con el judaísmo, se contradiría a sí misma y perdería su autoridad ante los fieles al ir en contra de lo acordado por otros concilios de la Iglesia, y por la bulas de los Papas. 

Los judíos propagadores del culto a Lucifer, primero en algunas sectas gnósticas, después por medio de las sectas luciferinas y satanistas y principalmente por medio de la magia diabólica, conocida vulgarmente como magia negra, cuyas doctrinas derivan de la cábala hebrea y cuyos propagadores principales en todos los tiempos han sido los israelitas, constituyen el aspecto más perverso de dicha magia su adoración al demonio.
Es necesario hacer notar que en la época de las cruzadas y después de ellas, millares de judíos de Alemania y del centro de Europa se convirtieron fingidamente al Cristianismo, tomando apellidos de las familias de esos países, con lo que infiltraron y diluyeron en la sociedad cristiana, engrosando la quinta columna hebrea introducida en ella.
Esta invasión de falsos conversos fue seguida, como siempre, de la propagación de herejías y movimientos subversivos, entre los que desempeñó papel muy importante el satanismo.
Eliphas Levi describe las ceremonias de la infernal evocación, señalando que para los asistentes:

"Es requisito necesario profanar las ceremonias de la religión a la que uno pertenece y pisotear sus símbolos más sagrados. Esta práctica llega a su clímax con la profanación del Santísimo Sacramento. La Hostia consagrada era echada como alimento a los ratones, a los puercos, a los sapos y profanada en forma que es imposible expresar" Arthur E. Waite, The mysteries of Magic, p. 215.

A través de los siglos se provocaron verdaderos escándalos al saberse de casos de judíos o de conversos, incluso clérigos criptojudíos, que robaban las sagradas hostias para realizar horrendos sacrificios con ellas en sus conventículos secretos.

Al hablar de lo relativo a la conversión de los judíos ya vimos cómo éstos utilizan tan sublime aspiración de la Iglesia sólo como un mero ardid de propaganda en los medios católicos para crearse un ambiente de simpatía, al amparo del cual tratan luego de obtener con engaños concesiones que aunque de momento parezcan inofensivas, traen consecuencias desastrosas para la Santa Iglesia y para el mundo cristiano.

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