Un grupo de católicos de a pie se está organizando para dar voz a la Iglesia y preparar a un equipo de portavoces, "gente normal, de todos los grupos de la Iglesia y de todas las realidades sociales", para que expliquen y defiendan la fe católica en los medios de comunicación.
Así lo ha explicado a EFE uno de los promotores, Javier Vega de Seoane, quien detalla que "Catholic Voices España" sigue el ejemplo de la organización del mismo nombre puesta en marcha en Gran Bretaña con motivo de la visita del Papa Benedicto XVI a ese país en septiembre 2010.
La idea surgió hace unos meses, cuando este empresario, de 34 años asistió, a una reunión con Jack Valero, el promotor de la idea en Gran Bretaña que visitó Madrid para impartir un seminario de comunicación al equipo de la Jornada Mundial de la Juventud.
Valero, un español que vive en Londres y es portavoz del Opus Dei en aquel país, montó un "grupo de respuesta" anticipándose al estreno de la película "El código Da Vinci", de dónde surgió la idea de contar con "personas reales que hablen de su experiencia en la fe y defiendan sus creencias de forma amable y constructiva".
La idea prendió y hoy cuenta con una veintena de personas -amas de casa, profesores, abogados, estudiantes o médicos- dispuestos a acudir a cualquier programa de radio o plató de televisión para abordar cualquier asunto relacionado con la Iglesia o la fe católica.
La pederastia, la castidad, el aborto, los homosexuales, el laicismo, las riqueza de la Iglesia, son temas para los que están preparados y defienden en vivo y en directo.
Para Vega de Seoane, "es justo lo que la Iglesia necesita; portavoces, bien informados, que sepan comunicar y con los que la gente pueda identificarse".
La idea ya ha sido puesta en práctica en Valencia y Barcelona por sendos grupos "totalmente independientes, pero que colaboramos y nos apoyamos", ha explicado Vega de Seoane, quien ha puesto en marcha Catholic Voices España, en Madrid.
Asegura que no depende de ningún grupo religioso y que tampoco quiere depender económicamente de ninguna "organización, asociación, medio de comunicación o empresa", por lo que aspira a encontrar patrocionadores privados que apoyen el proyecto.
Por ahora, y con el apoyo de unos amigos, de contactos en la Universidad Francisco de Vitoria y en la Fundación Crónica Blanca, y de algún experto en comunicación, Vega de Seoane ha organizado el primer "cásting" en busca de "diez o quince portavoces de entre 25 y 50 años, de todas las realidades sociales, con los criterios muy claros y una personalidad calmada y optimista".
Y "tienen que ser laicos; la Iglesia ya tiene el púlpito, la cátedra, las homilías", dice Vega de Seoane, quien afirma contar con "la bendición" de la Conferencia Episcopal Española y su presidente, el cardenal Antonio María Rouco pero ser "completamente independiente".
A la cita del "cásting", se han presentado unas 40 personas dispuestas a someterse a una entrevista personal, un examen de conocimientos religiosos y una prueba de televisión en la que simulan una entrevista con preguntas polémicas.
Entre muchos candidatos veinteañeros y universitarios en busca de experiencia televisiva, destaca José María Fernández-Mota, un abogado de 30 años, casado y con dos hijas, que reconoce que "por valentía o ingenuidad" no deja pasar un debate sobre su fe y sus creencias.
"Me da rabia que cuando salen temas polémicos, los católicos se callan por pudor o vergüenza y ese silencio se confunde con aceptación de la postura del otro", explica deseando poder transmitir "la fe en la vida pública".
Fernández-Mota ha liado a su amiga Jacinta López Ladrón, una ingeniera de telecomunicación de 35 años, que también se ha presentado a las pruebas porque "son tantas voces que dicen cosas que no son verdad sobre la Iglesia católica, que mejor que hablemos nosotros, que somos Iglesia".
A la convocatoria también ha acudido Alfonso Carrascosa, un científico del CSIC experto en microbiología de los alimentos, a quien "inquieta la oleada de laicismo".
"Los católicos debemos hacernos presentes y defender lo que creemos aunque sea en un ambiente hostil", dice este padre de ocho hijos que se rebela ante el "dogma que presenta como excluyente el ser científico y tener fe".
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