sábado, 21 de agosto de 2010

Ceremonias ateas




El ateismo, sea a nivel mundial sea a nivel local, se va organizando y con ello también organizando su propio proselitismo 



Van quedando lejanos los tiempos en los que el ateismo era cosa de unos pocos, pero muy pocos, cosa de élites intelectuales envenenadas por autores como Feuerbach, Freud o Nietzsche pero que no trascendía al común de los mortales, normalmente sin tantas pretensiones intelectuales, los cuales como mucho se consideraban agnósticos por no saber o no querer dar una respuesta al tema de Dios. A lo largo del siglo XX el fenómeno del ateismo ha ido creciendo y, lo que para mi gusto es peor, se ha ido organizando.

Por supuesto todos tienen derecho a organizarse, creyentes y no creyentes, no faltaba más, pero da pena ver organizaciones con fines tan poco útiles para el ser humano. Porque, respetando la libertad de conciencia de cada uno, suscribo sin ambages lo que decía años atrás el buen Cardenal De Lubac en su “Drama del humanismo ateo”: “No es verdad que el hombre... no pueda organizar la tierra sin Dios. Lo cierto es que sin Dios no puede, en fin de cuentas, más que organizarla contra el hombre; el humanismo que excluye a Dios es un humanismo antihumano”.

Pero dejando las consideraciones teóricas -por otro lado de gran importancia si lo que cuenta de verdad es el bien del ser humano, su felicidad y la respuesta a los interrogantes de su corazón- vuelvo a la constatación de cómo el ateismo, sea a nivel mundial sea a nivel local, se va organizando y con ello también organizando su propio proselitismo. Desde cosas tan puntuales pero significativas como los autobuses ateos, a los cuales parece que salió el tiro por la culata, hasta otras iniciativas de mayor calado como asociaciones, foros, fundaciones, etc., las cuales se hacen cada vez más activas en política para ir cambiando poco a poco algunos aspectos poco seculares de la cultura occidental (con el Islam no se atreven, por si salen escaldados).

En Estados Unidos, un país de profunda religiosidad, son especialmente activos, presionando todo lo que pueden a través de la vía jurídica para eliminar cosas como el día nacional de la oración, el “In God we trust” y cosas similares. En Inglaterra están promoviendo la creación de escuelas públicas laicas, sin ningún tipo de clase de religión, lo cual el nuevo gobierno británico ha dicho que va a estudiar con detenimiento. En España, personajes que antaño fueron católicos fervientes, se han convertido en teóricos del laicismo ateo e influyen no poco en la cultura nuestra actual.

Todas estas constataciones no dejan de tener su parte triste, pero ésta es superada ampliamente por la esperanza cristiana, que nos ayuda a no desanimarnos ante las dificultades, convencidos de la necesidad que el hombre tiene de Dios.

El ateismo de hoy en día tiene también una parte ritual que se está convirtiendo hasta en folklórica. La primera muestra la tenemos en una curiosa ceremonia sobre la que he leído nada menos que en FOXNews, por lo que no es algo inventado. Se trata del director jurídico de la asociación de ateos americanos, Edwin Kagin, el cual es famoso en aquellas tierras por sus escritos y por la organización anual de campamentos ateos para jóvenes, gran apóstol del ateismo americano.

El buen señor ahora ha tenido la ocurrencia de hacer una ceremonia pública de “desbautismo”, para simbolizar los que no quieren estar bautizados, y lo ha hecho nada menos que con un secador de pelo, secándole a la gente la cabeza para significar el quitar las aguas del bautismo. Para ello se ha vestido con una túnica monacal y ha dicho fórmulas imitando el latín, que por supuesto no conoce. De traca. Obviamente lo ha hecho para llamar la atención de los medios de comunicación, pero no deja de llamar la atención la celebración de una ceremonia tan peregrina y el hecho que, si no tiene reminiscencias religiosas, no es ceremonia. Y como se suele cumplir aquello de "en casa de herrero cuchillo de palo", el hijo de este señor se hizo ya hace unos años cristiano evangélico y ahora es ministro de una iglesia, para mayor disgusto de su padre.

En España todavía no las tenemos, gracias a Dios. Las que empezamos a tener aquí y allá son las de “bautismos” laicos. Han sido pocas y tan ridículas que difícilmente cuajarán entre la gente, sobre todo si hay que pagar, pero no faltan algunos profundamente ideologizados que con ello creen poner una pica en Flandes cuando en realidad pierden el tiempo.

¿Se acabará publicando un sacramentario ateo? ¿Se creará alguna cátedra de “liturgia” atea en la universidad Carlos III o en otras? ¿Se nombrará un maestro de ceremonias ateo en cada ayuntamiento? Quién sabe, el tiempo lo dirá. La capacidad de asombro de muchos, entre los que me encuentro, cada vez va disminuyendo. Una vez más no es algo nuevo, ya decía Don Quijote aquello de “cosas veredes, amigo Sancho...”

 Alberto Royo Mejía | Fuente: www.religionenlibertad.com







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